Publicado originalmente por Andrés Rodríguez en El País, compartimos este reportaje por su relevancia e interés periodístico:
Una investigación privada recopila testimonios de víctimas, testigos y excolaboradores al interior de ocho casas instaladas en el Estado de México y Puebla, donde se cometieron sistemáticamente distintas formas de maltrato.
Merlyn y Wanda Beeman llegaron a México en 1966. El objetivo de su viaje fue para “evaluar la mejor manera de satisfacer las necesidades y evangelizar a la gente”. Fue así que nació el programa Niños de México, en 1967. Los Beeman comenzaron a recibir a huérfanos en su hogar en Ciudad de México, donde se ocuparon de sus necesidades básicas, desde alimentación, ropa y un techo donde vivir, hasta proveerles de instrucción religiosa y guía espiritual. Por más de 50 años, la iniciativa de la pareja, financiada gracias a las contribuciones de iglesias y grupos religiosos en Estados Unidos, se expandió hasta convertirse en una organización benéfica que alcanzó a tener hasta ocho hogares de acogida entre el Estado de México y Puebla. Sin embargo, la fachada cayó el pasado 12 de noviembre, cuando una investigación, a cargo de la organización Respuesta Piadosa al Abuso en el Entorno Cristiano (GRACE, por sus siglas en inglés), ha hallado evidencias de décadas de abuso sexual, violencia física y psicológica contra los niños y adolescentes de estos albergues.
El informe de GRACE, con una extensión de 256 páginas, detalla cómo Niños de México, esta organización sin fines de lucro fundada en Misuri, EE UU, acumuló durante décadas denuncias de víctimas, testigos y de colaboradores contra al menos 20 exempleados que habrían cometido agresiones sexuales contra los menores a su cargo. Asimismo, la investigación señala un presunto encubrimiento por parte de sus directivos e impunidad contra los agresores. Tras la publicación de la investigación de GRACE, la organización anunció el fin de su labor en México el mismo día “con efecto inmediato”. Niños de México operó durante 58 años y, según el comunicado de la junta, que no hace mención a los hallazgos del informe, “innumerables vidas se han visto beneficiadas por esta organización”.
“Sucesos perturbadores” en los hogares
Los abusos, según la investigación, iniciaron en 1968 cuando el matrimonio de los Beeman consiguió un centro, en el municipio de San Vicente Chicoloapan, en el Estado de México, donde albergaron a 25 menores bajo su cuidado. Estos vivían en comunidad, compartiendo comidas, asistiendo a la escuela juntos y participando de los servicios religiosos. La pareja trabajaba, a la par, para recaudar fondos con donaciones que llegaban desde Estados Unidos.
Uno de los testigos afirma que presenció “sucesos perturbadores” que involucraban a adolescentes de aproximadamente 17 años. Este mismo cuenta que los niños hablaban abiertamente de los abusos sexuales de los Beeman. El esquema de agresiones del matrimonio estaba principalmente enfocado en jóvenes entre 14 y 17 años. Quienes toleraban los abusos formaban parte de un sistema de privilegios, que consistían en mejor ropa y habitaciones privadas. Por otro lado, la sobrepoblación de los hogares ocasionaba que hasta tres niños compartieran una cama.
Otro de los sobrevivientes afirmó que estos usaban la religión como herramienta para controlar y manipular a los niños, a la vez que actuaban de forma que socavaba los principios que profesaban. La operación de Niños de México se expandió en hogares ubicados en Huexotla y Texcoco, en el Estado de México, donde eran separados por sexo en inmuebles adjuntos; así como en Cholula, en Puebla.
Tras una serie de denuncias en 1978, la pareja, junto con 12 o 13 niños, abandonaron México intempestivamente presionados por las autoridades y también por los miembros de las iglesias que apoyaban la misión. “La decisión de los Beeman de llevarse a estos niños sugiere un posible intento de mantener el control u ocultar información sobre la situación en México”, detalla el informe. En su reemplazo, Donald y Viola Bader asumieron el cargo de directores ejecutivos de Niños de México. Estos dieron una respuesta a las acusaciones en contra de sus predecesores. Según un testigo, culparon a los menores de haber tenido relaciones sexuales con los Beeman y los llamaron “pervertidos del mundo”. Wanda Beeman falleció, mientras que su esposo, Merlyn, negó las acusaciones y declinó la invitación para dar su testimonio en la investigación de GRACE.
Durante la década de los ochenta, los abusos sexuales, la violencia física y psicológica se convirtió en una conducta habitual en el resto de casas que formaban parte de Niños de México. Durante la década de los ochenta hasta principios del 2000, Fidel Núñez, Fernando Soriano y su esposa Martha, Jesús Ríos y Salvador Carrizosa asumieron funciones como tutores y durante ese tiempo acumularon una serie de denuncias de abuso sexual contra las niñas y las adolescentes dentro del programa. La investigación señala que estas agresiones y denuncias fueron cometidas durante la gestión de Terry Stine como director ejecutivo de la institución, quien ocupó el cargo desde 1987 hasta 2007. “Hubo ocasiones en que los niños manipulaban situaciones para meter en problemas a otras personas y estos casos fueron investigados por el psicólogo, sin obtener resultados”, afirmó Stine en una entrevista para la investigación de GRACE.
Otros presuntos agresores como Israel Ávalos o Noé Flores Floriano se suman a la lista de nombres durante los primeros años de la década de los 2000 en Niños de México. Ávalos fue denunciado por propinar duras palizas a los niños en su habitación. Mientras que Flores Soriano, uno de los primeros infantes que formó parte del programa Niños de México en los sesenta, se incorporó a la institución en el 2000 como médico a cargo de la salud de los menores. Distintas denuncias lo acusan de llevar a cabo diagnósticos a los niños del centro sin presencia de un adulto responsable y de cometer “actos irregulares” durante estas revisiones. Según la denuncia, comenzó “lamiendo y chupando” la cara de los niños. Posteriormente, enviaba a las jóvenes imágenes de su miembro, hasta que comenzó a abusar de ellas durante las consultas. Antes de ser retirado por su conducta, Flores Soriano permaneció en la institución hasta 2016.
Una vara con un versículo bíblico
Entre los castigos descritos a los niños en el informe, señalan que estos eran obligados a permanecer de pie bajo el sol durante largos periodos cargando pesados bloques de cemento; a ser confinados en un almacén oscuro durante horas sin comida y ser obligados a permanecer de pie con la nariz contra la pared. Otro nombre en concreto, es el de Luis Escutia, quien también formó parte de Niños de México durante su infancia. “Una forma de castigo particularmente angustiosa consistía en el uso de un palo de madera o vara con un versículo bíblico grabado, que los encargados de la casa utilizaban para golpear a los niños en las nalgas o las manos”, recuerda una víctima en el informe. La investigación detalla que estos castigos de varios encargados del hogar —incluido Luis Escutia y otros— parecían perpetuar los métodos disciplinarios que ellos mismos habían experimentado dentro de la institución.
NIÑOS DE MÉXICO
Una investigación por parte de las autoridades mexicanas implicó a un total de siete presuntos abusadores. De esos acusados, solo cinco carpetas de investigación fueron iniciadas, de las cuales solo resultó en la detención de Javier Colocia, quien fue acusado formalmente de delitos sexuales contra menores en México en 2022.
Ese mismo año, un expasante estadounidense que trabajó en Niños de México realizó las denuncias formales a la mesa directiva de la organización, encabezada por Steve Ross desde 2012, quien también omitió las acusaciones contra sus colaboradores en los albergues por décadas. La respuesta que recibió este ciudadano por parte de la junta sobre las atrocidades que vio al interior de los hogares de acogida fue la siguiente: “La junta y el personal revisarán cada uno de los casos que usted ha presentado para asegurar que las acciones tomadas en el pasado hayan sido efectivas y evaluarán qué otras acciones podrían ser necesarias. De ser necesario, se consultará con un abogado externo. La Junta, como punto de partida, elevará una oración para pedir guía en esta situación”.
En julio pasado, funcionarios del Gobierno del Estado de México allanaron las instalaciones de Niños de México, confiscaron documentos y retiraron a 37 menores de sus orfanatos. Según la Fiscalía mexiquense, durante los procedimientos se detectaron posibles vulnerabilidades a los derechos de niños, niñas y adolescentes. En consecuencia, las autoridades aseguraron de inmediato los hogares conocidos como Jireh, Bethel, Génesis, Esperanza y Ágape.
Los menores fueron puestos bajo la custodia y protección del Sistema para el desarrollo Integral de la Familia del Estado de México. La oficina mexiquense de la Comisión de Derechos Humanos también estuvo presente durante el operativo para garantizar los derechos de todas las personas involucradas.

