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sábado, noviembre 23, 2024

Declaran los altares de Tochimilco como Patrimonio Cultural Intangible de Puebla

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Por su valor cultural, antropológico, histórico, artístico y tradicional, el gobierno de Puebla declaró como Patrimonio Cultural Intangible del Estado la “Ofrenda Nueva del Día de Muertos en Tochimilco”, en el marco de las celebraciones de la semana pasada por esta festividad en la entidad.

El gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina firmó un decreto en el que se resaltan los valores culturales, antropológicos, históricos, artísticos tradicionales, mismos que han sido preservados en el municipio de Tochimilco durante varias décadas.

La tradición se compone de tres actividades como son: la instalación de un altar con ofrendas para los difuntos, la salida de los familiares a recibir el alma de su difunto y la visita que hace la comunidad al altar conocida como “correr gallo”.

La ofrenda nueva es colocada por familiares que sufrieron la pérdida de uno de sus integrantes dentro del periodo de dos temporadas de Día de Muertos, por lo que colocan una ofrenda nueva, que año con año varía su expresión. 

Esta tradición también preserva la labor que realizan los artesanos que forman parte de la elaboración de los altares, lo que permitirá que se siga preservando esta tradición. 

Asimismo, se conservan oficios tradicionales tales como los planificadores, carpinteros, artesanos del papel picado, artesanos de la cera escamada, floristas, artesanos de utensilios de varas, cocineras tradicionales, panaderos y dulceros. 

Los usos sociales, los rituales y los actos festivos son evidentes en la comunidad de Tochimilco, donde la Ofrenda nueva del Día de Muertos constituye una parte fundamental del sistema de creencias; ya que, de acuerdo con esta creencia, el alma del difunto no muere, sino que trasciende a otro plano donde habita y espera regresar durante las festividades dedicadas a los muertos, para compartir una vez más con sus familiares, señala el decreto. 

En Tochimilco, las familias preparan una gastronomía especial, consistente en el mole de olores, el pipián verde o rojo, el guaxmole, el atole, los tamales rellenos de frijol y los panes de muerto; además de que se elaboran dulces típicos de temporada como los mamones, las calaveritas de amaranto, las frutas cristalizadas y las figuras de alfeñique o chocolate, sin dejar de lado la miel. 

La ofrenda nueva tiene su origen en el periodo prehispánico, en los rituales mortuorios destinados a encaminar el “alma” del difunto hacia el más allá, los cuales servían además para asumir culturalmente la degradación orgánica del cuerpo inerte y para que los deudos sobrellevaran de manera catártica el dolor emocional por la pérdida. 

Más tarde, al llevarse a cabo un proceso de sincretismo entre los mundos indígena y español, tras el periodo de la Conquista, estos rituales pasaron a formar parte de las prácticas relacionadas con la religión católica, cumpliendo con estas mismas funciones simbólicas, y desde entonces han sido transmitidos y recreados de generación en generación. 

La festividad indígena del Día de Muertos en México fue proclamada como “obra maestra del patrimonio oral e inmaterial de la Humanidad” por la Unesco en 2003, mientras que en 2008 quedó inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por el mismo organismo, definiéndola como una expresión tradicional integradora, representativa y comunitaria. 

La Ofrenda Nueva del Día de Muertos de Tochimilco se suma al catálogo de Patrimonio Cultural Intangible del Estado en el que están inscritos otras expresiones similares como “La Celebración del Día de Muertos y las Ofrendas de San Gabriel Chilac” y “Las Ofrendas Altares de Huaquechula”, las cuales obtuvieron su reconocimiento en 1997. 

Es llevada a cabo dentro del territorio municipal desde el 28 de octubre, cuando se rinde homenaje al alma de las personas fallecidas en un accidente; el 31 de octubre se recuerda a los niños, no con tristeza sino con ánimo de fiesta, por lo que son permitidos los juegos; el 1 de noviembre se dedica a “todos los santos” y finalmente, el 2 de noviembre a los “fieles difuntos”. 

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