Mónica Mena Roa
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A medida que el conflicto entre Rusia y Ucrania se intensifica y el ejército ruso llega a Kiev en medio de una incipiente crisis humanitaria, son varios los países e instituciones, especialmente occidentales, que han anunciado sanciones contra Moscú. Tras una cumbre de sus líderes, la Unión Europea ha anunciado un endurecimiento de sanciones contra Rusia en los sectores de la energía, las finanzas y el transporte, mientras que las de Estados Unidos van dirigidas contra bancos, élites y comercio rusos, según ha informado el presidente Joe Biden.
Reino Unido también ha impuesto una serie de sanciones contra el sector bancario, las importaciones de tecnologías y empresarios rusos.
Las simulaciones del Instituto de Economía Mundial de Kiel (IfW Kiel) ofrecen una visión general del impacto que podrían tener las sanciones de Occidente en la economía rusa en función de los sectores a los que se dirijan. Según estos cálculos, un embargo energético tendría las consecuencias más graves, pues se estima que el producto interior bruto de Rusia caería casi un 3 por ciento si se detuvieran todas las importaciones y exportaciones de gas. Un embargo de petróleo, en cambio, provocaría una caída del 1.2 por ciento del PIB.
Para realizar estas estimaciones, los analistas simularon “un cese total de todas las importaciones y exportaciones para cada categoría de productos por parte de los aliados occidentales”. Mientras que las consecuencias de un embargo de gas y petróleo podrían ser dolorosas para Rusia, los economistas prevén sólo un daño limitado para la UE. “Nuestros cálculos se dan como ejemplo, pero muestran claramente que las consecuencias económicas a medio plazo de los embargos comerciales afectarían mucho más a Rusia que a sus aliados occidentales”, explica Hendrik Mahlkow, investigador del IfW Kiel.
