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jueves, noviembre 21, 2024

Dos poemas sobre los cerdos

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Dos poemas sobre los cerdos de José Emilio Pacheco

 

Cerdo ante Dios

Tengo siete años. En la granja observo

por una ventana a un hombre que se persigna

y procede matar a un cerdo.

No quiero ver el espectáculo.

Casi humanos, escucho

alaridos premonitorios.

(Casi humano es, dicen los zoólogos,

el interior del cerdo inteligente,

aun más que perros y caballos.)

Criaturas de Dios, los llama mi abuela.

Hermano cerdo, hubiera dicho san Francisco.

Y ahora es el tajo y el gotear de la sangre.

Y soy un niño pero ya me pregunto:

¿Dios creó a los cerdos para ser devorados?

¿A quién responde: a la plegaria del cerdo

o al que se persignó para degollarlo?

Si Dios existe ¿por qué sufre este cerdo?

Bulle la carne en el aceite.

Dentro de poco, tragaré como un cerdo.

 

Pero no voy a persignarme en la mesa.

 

 

 

PREGUNTAS SOBRE LOS CERDOS E IMPRECACIONES DE LOS MISMOS

                                          ¿Existe otro animal que nos dé tanto?

Jovellanos

¿Por qué todos sus nombres son injurias?:

Puerco marrano cerdo cochino chancho.

Viven de la inmundicia; comen, tragan

(porque serán comidos y tragados).

De bruces y de hinojos roe el desprecio

por su  aspecto risible, su lujuria,

sus temores de obsceno propietario.

Nadie llora al morir más lastimero,

interminablemente repitiendo:

y pensar que para esto me cebaron.

Qué marranos qué cerdos qué cochinos.

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