La movilización efectuada por la estructura barbosista en Morena este fin de semana, que en 48 horas aglutinó a más 15 mil personas en cinco distritos de la entidad, puso nerviosos a muchos, comenzando por el PAN poblano y terminando por el diputado federal adicto a los amigos lavadores de dinero, Moisés Ignacio Mier Velazco, así como al senador que gusta de rodearse de abogados vinculados al crimen organizado, Alejandro Armenta Mier.
En el caso del PAN el temor que despertó el músculo barbosista llevó a la dirigente estatal, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, a anunciar que presentarán una denuncia ante los organismos electorales por presuntos actos anticipados de campaña, la cual –de una vez anótelo−no procederá.
La verdadera razón del panismo poblano para subirse al litigio electoral es porque se encuentran en pésimas condiciones de competitividad: No hay certeza de una coalición para 2024, el PRI local tampoco ha definido sus cartas; su principal aspirante Eduardo Rivera Pérez se encuentra en caída sostenida en la aprobación ciudadana y, para colmo, Movimiento Ciudadano cerró la puerta a la construcción de una megacoalición local, tal y como lo deseaba fervientemente el alcalde de Puebla.
Por si eso no fuera suficiente, Acción Nacional tampoco tiene definido un perfil presidencial competitivo. Ricardo Anaya Cortés está exiliado, los actuales gobernadores de Guanajuato y Yucatán están todavía lejos de los primeros lugares, mientras que los otros que aspiran tampoco tienen muchas posibilidades de triunfo si no hay una alianza con el PRI y PRD.
Morena, por su parte, tiene muy claro el rumbo. El gobernador Miguel Barbosa Huerta es el dueño de su sucesión y ha acomodado todo en función de sus propios tiempos. Poseedor de la única estructura político-electoral capaz de garantizar un triunfo en las urnas, también marcó las reglas del juego y en ese solo caben cuatro aspirantes: Olivia Salomón, Sergio Céspedes Peregrina, José Antonio Martínez y Melitón Lozano.
Moisés Ignacio Mier y Alejandro Armenta no tienen pase para la sucesión. Eso no lo han entendido ni lo quieren aceptar. Ambos son aspirantes con abultados expedientes que los liga con sujetos involucrados en el mundo criminal. El primero enfrenta una investigación por lavado de dinero, mientras que el segundo todavía no sabe con claridad hasta dónde llegan las pesquisas de la Fiscalía General del Estado en contra de abogados muy cercanos a él.
Hay un argumento de que el senador morenista es el mejor ubicado en las encuestas, por lo que es difícil que quede fuera de la carrera. Pero eso no significa que sea medido en la encuesta que definirá al candidato a la gubernatura. Es más, el entorno del legislador se torna cada vez más complejo: Su relación con Ricardo Monreal Ávila atraviesa por el frío siberiano, mientras que en Palacio Nacional simplemente no es requerido ni está en los afectos.
Esto es fundamental en la lógica política que se maneja rumbo a 2024 en Morena: La decisión de las candidaturas recaerá en una tríada que pasa por Palacio Nacional, el Palacio del Ayuntamiento (en la Ciudad de México) y Casa Aguayo. En ese escenario, Armenta no tiene cabida.
En cuanto a los aspirantes presidenciales, Puebla está alineada a la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador y será Claudia Sheinbaum Pardo la receptora de todo el poderío de movilización de la estructura barbosista.
Todo eso no lo tiene Acción Nacional. Por eso están preocupados y temerosos. La sucesión y la carrera rumbo a 2024 comenzó y no están listos para la batalla. De ahí que la única opción que les queda es judicializar todo lo que se pueda las acciones en Morena.
A Augusta Valentina se le olvida que es precisamente su partido, su líder nacional Marko Cortés Mendoza y el alcalde Eduardo Rivera Pérez los que incurrieron en actos anticipados de manera flagrante, en un acto proselitista efectuado el 5 de septiembre pasado.
La osadía no pasó desapercibida por el gobernador Miguel Barbosa Huerta, quien muy a su estilo, dio una repasada al panismo.
“Qué inteligentes son y fueron para que destaparan a su gallo. Nadie sabía que (Eduardo Rivera) quería ser candidato, nadie podía pensar, hasta que vino Marko (Cortés) y Augusta Valentina (Díaz de Rivera) y dijeron: Anda y ve, como dice
la canción de José José: ‘Anda y ve, te está esperando, anda y ve’, te está esperando la gubernatura, anda y ve’”.
Cuando escuche que los panistas se ponen groseros y aseguran que Morena incurre en actos anticipados de campaña, recuérdeles las palabras del mandatario estatal.
¡Qué inteligentes!