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domingo, noviembre 24, 2024

Lalo Rivera y el arte de echar todo a perder

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En la agenda del presidente municipal de Puebla hay dos temas de capital importancia que están detenidos por la incapacidad de Eduardo Rivera Pérez y de sus funcionarios para cabildearlos en las instancias correspondientes.

Se trata de las concesiones a 15 años de los servicios de recolección y disposición final de residuos sólidos, así como la del aprovechamiento, por lo que resta del trienio, de los paraderos peatonales y mobiliario para espacios de publicidad.

Los continuos descalabros del munícipe, su arrogancia para asumirlos y su necedad de hacer las cosas sobre las rodillas le cerraron las puertas de Casa Aguayo y las iniciativas se mantenían inactivas.

Fue la semana pasada cuando, por fin, Eduardo Rivera logró que sus propuestas se desactivaran, pero la actitud que asumió posteriormente despertó más sospechas que certezas a todos:  comenzando por el Poder Ejecutivo del estado y posteriormente en el Congreso del estado.

Con la venia que obtuvo, lo recomendable era que convocara a todos los involucrados para exponer los alcances de las concesiones y cabildear el apoyo necesario. Pero no fue así. De la noche a la mañana, el jueves 7 de julio, Eduardo Rivera convocó de manera sorpresiva a su sesión extraordinaria de Cabildo, con su consecuente mesa de precabildo.

Si las cosas salieron adelante entre los regidores es porque la empresa interesada en obtener la concesión sí realizó su labor de convencimiento entre las diferentes facciones, al grado que varios regidores de Morena avalaron los dictámenes.

En cuanto al Congreso del estado, Eduardo Rivera nunca puso un pie ni convocó a los diputados. Fiel a su estilo supuso que, con la venia de Casa Aguayo, los diputados locales no tendrían por qué negarse a aceptar las iniciativas. Craso error. Hasta un aprendiz de político sabe que la cortesía y las formas de hacer política son determinantes para abrir o cerrar las puertas.

A tal grado llegó su obstinación que ni siquiera la bancada del PAN en el Congreso del estado conocía el contenido de las iniciativas.

Las sospechas surgieron por la velocidad con que Eduardo Rivera quiso hacer las cosas: Un cabildo exprés, el aval de la sesión, las anotaciones de la Consejería Jurídica del gobierno del estado y la remisión del documento al poder legislativo para que se integrara en asuntos generales y se diera pase a las comisiones respectivas. ¡Todo en un solo día!

¿Por qué hacer todo tan rápido? Esta locura, de acuerdo con los allegados del munícipe, pretendía que las iniciativas fueran recibidas en la penúltima sesión del periodo ordinario de sesiones y fueran aprobadas este próximo jueves 14 de julio.

Fue justo ahí cuando las alarmas se encendieron. ¿Qué justificaba que la aprobación se realizara tan rápido? ¿Qué acuerdo había debajo para que todo operara fast track? ¿Quién se beneficia con esta rapidez? ¿Por qué la bancada del PAN no estaba informada de la situación y ni siquiera había sido tomada en cuenta para que ayudara al Ayuntamiento a agilizar todo?

Así pues, la venia obtenida por Eduardo Rivera, él mismo se encargó de echarla por la borda. Como es de entenderse, las propuestas de concesiones no ingresaron antes de que concluyera la penúltima sesión del Congreso del estado, por lo que será agendada en la última reunión lo que conlleva a que sea discutida en comisiones y presentada ante el pleno hasta el próximo periodo de sesiones.

Por eso no es extraño que el viernes pasado, el gobernador Miguel Barbosa Huerta haya hecho una crítica puntual sobre los beneficios que exfuncionarios morenovallistas y galicistas obtuvieron a costa de los contratos de gobierno o, en su caso, que un movimiento de esta naturaleza pretenda beneficiar al encargado en turno del Organismo Operador del Servicio de Limpia.

El caso no es fortuito. Desde que era regidora en la gestión de Claudia Rivera Vivanco, la actual presidenta estatal del PAN, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, amago con buscar una nueva empresa para que prestara los servicios de recolección y disposición de la basura en la capital poblana. Lo mismo repitieron los más allegados al munícipe.

¿Qué pretendían con esos amagos? ¿Acaso buscaban doblegar al concesionario para obtener prebendas adicionales a lo que escrito en el contrato?

Nadie lo sabe con certeza, pero como dijera mi querido Zeus Munive: “Lo que no suena lógico, suena a metálico”.

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