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jueves, diciembre 5, 2024

La Nueva Ley Orgánica no es cualquier reforma

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Puede parecer una reforma más. El acomodo que cada
gobernador realiza al llegar al poder de la estructura
administrativa a sus propios intereses. O incluso, puede
confundirse con la búsqueda de ajustar la realidad a un
solo pensamiento.

Pero no.

La Nueva Ley Orgánica de la Administración Pública Estatal debe verse como parte de un todo y la consecuencia directa de varios principios: Bioética, Gobierno Humano y la apuesta por la Transformación pacífica y democrática de Puebla.

En la presentación de su declaración de principios, un libro al que bautizó Por Amor a Puebla, Alejandro Armenta Mier dio forma a todo lo que recogió en su camino de más de cuatro décadas por los rincones más inhóspitos de la entidad a fin de conocer de primera mano las necesidades, oportunidades, fortalezas de las comunidades.

Su bagaje lo terminó por vaciar en una tesis doctoral que después dio vida al libro en cuestión y que es, además, su personalísima búsqueda de la justicia social que
merece la entidad y el país.

Allí, el hoy gobernador electo plantea que todo Gobierno Humano “involucra tres dimensiones para lograr la eficiencia y la eficacia en la atención de las necesidades sociales: Seguridad, Justicia y Riqueza Comunitaria”.

En un texto aparte, denominado La importancia de la
Bioética Social en los Gobiernos, Armenta explica que la
seguridad “no es únicamente eliminar la inseguridad, es
también generar las condiciones que garanticen la seguridad: patrimonial, laboral, alimentaria, certeza jurídica, seguridad de todos los derechos humanos”.

Respecto a la justicia, va “más allá de integrar a los jueces, magistrados ministerios públicos y subalternos, se debe incluir la justicia social, la justicia comunitaria, la
justicia en el ejercicio de los derechos procurar la justicia para todos”.

Y, finalmente, en cuanto al combate a la marginación y la pobreza sostiene que “el gobierno debe facilitar la generación de riqueza, generar, cuidar y articular las cadenas de producción en los sectores primario, secundario y terciario impulsando a las micro, pequeñas y medianas empresas”.

Remataba: “Toda perspectiva ética y bioética debe considerar el desdoblamiento de proyectos estratégicos sustentados en 2 postulados esenciales que son la búsqueda
de justicia y el ejercicio de la protección universal de los derechos humanos”.

Durante toda la campaña, conocimos de primera mano la Plataforma 2024-2030 del candidato de Seguiremos Haciendo Historia, integrada por seis ejes: Puebla humana con bienestar, Puebla segura y con paz social; Puebla próspera para todos, Puebla con visión sostenible, Gobierno transformador y Gobierno incluyente y abierto.

Este último considerado como el eje transversal de todos.
Esos ejes estuvieron acompañados de “10 Ideas para
Puebla”:

-Cero tolerancia a la corrupción y erradicación de los privilegios

-Democracia, participación y modernización de la administración pública

-Inclusión efectiva, reconocimiento de la diversidad y de la fuerza migrante poblana

-Reconocimiento y promoción de culturas originarias y comunitarias

-Modernización del sistema de procuración e impartición de justicia

-Rectoría económica y social para el desarrollo humano

-Infraestructura para el desarrollo económico

-Visión sostenible 2030

-Cultura, arte y deporte para la salud

-Educación de calidad, innovación tecnológica y ciencia de frontera

Con el triunfo arrollador en las urnas, Alejandro Armenta comenzó con la parte más compleja: Dar forma a todo aquello que se propone para Puebla.

Ahí es justo donde entra la Nueva Ley Orgánica de la
Administración Pública Estatal, que no se trata solo de la
creación o fusión de secretarías, dotar a las dependencias
de nuevas facultades o crear cargos para un contrapeso
político sino de “una reingeniería de la administración
pública integral y social, inspirada en la bioética social
como eje rector”.

Por eso no es extraño que, en la presentación ante los coordinadores de todas las fuerzas políticas en el Congreso del estado, Armenta Mier advirtiera que la reforma responde “a la visión comunitaria de un gobierno alineado con el proyecto nacional encabezado por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum” y que su apuesta está en la promoción de “un modelo de administración pública social, humanista y orientado a la justicia social”.

La nueva reforma es parte de un todo que materializa justo el camino que debe tomar la construcción del Segundo Piso de la 4T. Y por eso mismo, el texto responde al cumplimiento de los pilares básicos del nuevo régimen que ha llegado a Puebla: “autonomía, sostenibilidad, beneficencia y justicia, promoviendo derechos sociales, mitigación del riesgo climático y protección de los recursos públicos, para satisfacer las necesidades de la población; que valore la multiculturalidad y respete profundamente las colectividades de Puebla en una visión comunitaria”.

La apuesta, desde mi punto de vista, se encuentra estrechamente ligada a una izquierda progresista al estilo europeo, en donde el Estado de bienestar responde no solo a garantizar un piso democrático o de justicia sino que lo mismo apuesta por la tecnología como el motor del desarrollo regional, pero enmarcado en una visión de sostenibilidad, protección al medioambiente y combate directo a las causas de la pobreza.

La visión integral que Armenta impregna en esta reforma de gran calado es el paso necesario para sentar las bases de un nuevo Estado.

En palabras del propio Armenta: “Un Estado fuerte es la garantía para cumplir con los derechos constitucionales y profundizar en la transición hacia sociedades más
igualitarias y equitativas, desde un enfoque de justicia social y humanismo”.

No es solo una reforma a la Ley Orgánica, es la apuesta materializada de su propio proyecto de nación que va de lo local a lo universal siempre teniendo como base la incansable búsqueda de la justicia social.

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