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viernes, noviembre 22, 2024

Inequívocos mensajes morenistas

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A Sergio Salomón Céspedes Peregrina solo le bastaron dos meses para tomar por completo las riendas del estado y el encuentro convocado por el gobernador el viernes pasado con legisladores federales y locales, la dirigencia y líderes de Morena fue la confirmación inequívoca. Impensable en otros momentos, el oriundo de Tepeaca sentó en la misma mesa al presidente de la Mesa Directiva del Senado, Alejandro Armenta Mier; al presidente de Junta de Coordinación Política en San Lázaro, Ignacio Mier Velazco; a Julio Miguel Huerta Gómez, secretario de Gobernación estatal; al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo; a Citlalli Hernández Mora, secretaria general del CEN de Morena; al delegado en Puebla de la Secretaría del Bienestar, Rodrigo Abdala Dartigues; a la secretaria de Economía estatal, Olivia Salomón; así como a los dirigentes estatales, Olga Lucía Romero Garci-Crespo y Andrés Villegas Mendoza.

Cada uno de ellos tiene un peso específico en el concierto del poder morenista.

Cada uno representa las aspiraciones, deseos y compromisos al interior del partido en el poder.

Pero todos ellos erigieron como el jefe político de la entidad a Sergio Salomón Céspedes, así como en el árbitro de la sucesión.

En otras palabras: es el dueño del ajedrez político —como en su momento lo fue Miguel Barbosa Huerta— y conducirá la sucesión en Casa Aguayo.

La condición que puso sobre sobre la mesa fue un escenario impensable hace un par de meses, pero necesario en la nueva realidad política estatal: el piso parejo para todos los aspirantes y el fortalecimiento del partido.

Quien quiera ganar la carrera deberá ser capaz de entender esta nueva regla.

No existen pretextos para culpar a nadie por los resultados.

No hay dados cargados ni imposiciones.

El juego es parejo e institucional.

El líder nacional de Morena fue el encargado de darle voz a dos mensajes inequívocos de la reunión en uno de los salones anexos de Casa Puebla: El reconocimiento indudable al liderazgo de Céspedes Peregrina que incluye el apoyo de la dirigencia nacional al mandatario y al partido, así como el acuerdo de trabajar conjuntamente para generar las mejores condiciones que permita a Morena su continuidad en el gobierno del estado.

Y, en un segundo lugar, Mario Delgado dejó en claro que su papel como dirigente nacional de Morena también será respetar que haya un piso parejo.

Por eso no es extraño que decidiera hacer añicos la percepción de que respalda abiertamente las aspiraciones de Ignacio Mier Velazco. Se dice fácil, pero no lo es.

Y para que nadie pusiera en duda esa postura, aprovechó para lanzar una crítica punzante que atraviesa a todos los aspirantes, pero sobre todo al propio diputado federal: la encuesta que definirá al candidato —dijo— no se ganará por el número de espectaculares que coloquen promocionando su imagen, sino por su cercanía con la gente y el trabajo de tierra.

(No sobra decir que más de un aspirante no ocultó su amplia sonrisa al escuchar el mensaje).

El arranque de la contienda, que se dio el viernes pasado, tiene la marca de los nuevos aires que se viven en Puebla.

Y con esta nueva realidad, otra figura se erigió: la de Julio Miguel Huerta Gómez, el heredero de la poderosa estructura barbosista.

Su asistencia al encuentro del viernes significó su presentación ante la sociedad como uno de los aspirantes a la gubernatura y lo hizo frente a las dirigencias nacionales y locales de su partido, los otros aspirantes y ante la presencia del dueño del tablero político.

El barbosismo tiene gallo y está en la vía de construcción con miras a la primera aduana que será la encuesta para definir el candidato, pero su inclusión en el juego no pudo tener mejor escenario, lo que deja al descubierto su fuerza y capacidad para la contienda.

En este nuevo contexto tampoco pudo faltar otra ficha del barbosismo: Olivia Salomón, la única aspirante a la gubernatura que cuenta con perfil capaz de romper el voto duro del PAN y el PRI en todo el estado, así como netamente ciudadano.

Discreta, ubicada en lugar que le permitiera observar todo, pero no estar en el reflector, la secretaria de Economía estuvo allí para lo que el gobernador Sergio Salomón, la dirigencia nacional de Morena y el propio partido necesiten.

Así pues, solo dos meses necesitó Sergio Salomón Céspedes Peregrina para asumir el control de la entidad.

Conducirá la sucesión y ha puesto las reglas.

Son los nuevos tiempos.

Tiempos cargados de la paz que precede a la guerra, pero que no será entre los morenistas sino contra la oposición que cada vez se encuentra más sometida a la Organización Nacional del Yunque.

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