¿Qué hace un hombre de poder ante el embate de sus adversarios?
Hay muchas respuestas a esa pregunta, pero me quedo con una: un verdadero animal político sabe a quién contestar y a quién no. La fuerza de la respuesta es el calibre del poder. Y si a eso se le agrega una dosis de fina ironía, el resultado es devastador.
Por ejemplo, el gobernador Miguel Barbosa Huerta decidió hacer frente en su habitual conferencia matutina a la campaña de desinformación que iniciaron sus odiadores de tiempo completo respecto al cobro del Derecho de Alumbrado Público. En unos cuantos minutos, les leyó la cartilla, impartió clases de derecho administrativo y los tildó con cuatro características: populistas, ignorantes, mentirosos y farsantes.
En ese abanico entra lo mismo el exlíder de Morena Edgar Garmendia de los Santos, el exregidor claudista Iván Herrera; el senador Alejandro Armenta Mier y hasta algunos panistas que decidieron jugar las contras a la iniciativa nomás porque traen un pleito interno de nunca acabar.
A grandes rasgos, Barbosa Huerta atajó cualquier desinformación: no hay nuevos impuestos, pero sí alcaldes vivales que cobran el derecho a través de convenios con la Comisión Federal de Electricidad pese a ser ilegal; y otros más que pretenden nadar de muertito, no pronunciarse públicamente y seguir con la recaudación.
Un punto más: No hay un acuerdo unánime para el cobro. Cada Ayuntamiento decidirá si modifica su ley de ingresos para incluir la recaudación del DAP o simplemente lo rechaza.
Esto nos lleva a otra aclaración: que había un concierto de poderes para que la iniciativa que define el cobro legal -saltando las acciones de inconstitucionalidad- beneficiara a Eduardo Rivera Pérez. Nada más falso.
La iniciativa fue presentada por el coordinador de la bancada del PAN en el Congreso del estado -con el apoyo del PRI- debido a que Marko Cortés Mendoza, dirigente nacional del blanquiazul, lo pidió directamente como una forma en que la pugna interna panista aminore.
Desde el Congreso local, los panistas que no simpatizan con Eduardo Rivera hicieron lo propio, asumieron el costo de la iniciativa y su defensa. El problema vino cuando el presidente municipal de Puebla se hizo como que la virgen le hablaba y dejó que otros respondieran a los ataques, a pesar de ser uno de los municipios más beneficiados con la recaudación.
No hay que confundir la postura del mandatario estatal sobre el DAP con un respaldo hacia Rivera Pérez. Por el contrario, la gestión barbosista asumió un papel de responsabilidad ante un caso que ha sido discutido por décadas y, por primera vez, existe una alternativa para salir adelante. Que los municipios no pierdan los ingresos recaudados siempre no es ninguna defensa hacia alguien en particular sino un paso para dar certeza de una vez por todas.
Y fue justo en este contexto en que el coordinador del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier Velazco, decidió subirse al tren del lucro político. Criticó la iniciativa -a pesar de que cuando fue secretario General del Ayuntamiento de Puebla con Enrique Doger Guerrero impulsó una defensa sobre dicho cobro-, dijo que había intentos privatizadores y que el DAP desaparecerá cuando se haya aprobado la reforma eléctrica.
Como le decía, la respuesta al embate de un adversario se mide por la contundencia. Miguel Barbosa Huerta utilizó unos cuantos minutos para manifestar su respeto a la opinión del legislador poblano y a su llamado para que la iniciativa se vote en contra.
Luego, remató: “Yo respeto mucho a Ignacio Mier papá, bueno es su opinión. Hizo un llamado a los diputados a votar en contra, es su derecho. Él dice que la reforma eléctrica va a eliminar el DAP, así lo dijo y también lo respeto. Son perlas, diamantes declarativos que no hay que pulir sino dejarlos así. Respeto mucho lo que dice Ignacio… le tengo aprecio, incluso”.