Miguel Barbosa Huerta nos ha acostumbrado a reconocerlo como un excelente tirador.
No hay bala, flecha, jabalina que lance y no termine irremediablemente en el objetivo que se proponía.
Es por eso que las coyunturas no le interesan. Representan el árbol y él está acostumbrado a ver el bosque completo.
Como la extraordinaria película de Christopher Nolan, El Caballero de la Noche, es de esos hombres no teme quemar el bosque para meter orden.
Un orden necesario para que haya un buen gobierno, elevar el nivel de la política y dejar en claro de qué va el nuevo régimen en Puebla.
Por desgracia, en la aldea, solo ha encontrado a puro político de medio pelo como adversarios.
Por eso es que al disfrute de ver cómo donde pone el ojo, pone la bala, le acompaña esa sonrisa cómplice de ver la forma en que se divierte con el debate.
Barbosa Huerta es un polemista nato y para eso se requiere inteligencia, oratoria, argumento y oficio político.
Este miércoles 27 de julio de 2022, por ejemplo, la caza se centró en un sujeto que trae a cuestas una realidad demoledora: tener todo y no ser nada.
Así como Ortega y Gasset afirmaba que es el hombre y sus circunstancias, en política la estatura de un hombre frente a la realidad es lo que termina por definirlo.
Fiel a su costumbre, en su habitual conferencia de prensa matutina, Miguel Barbosa tensó el arco, limpió las flechas, midió el movimiento del aire y vuelo de pájaro tomó la pregunta que le hizo el reportero Cirilo Calderón.
El tema no podía ser otro: el escándalo sobre los audios difundidos que revelan toda una operación delictiva para que los beneficiarios de los diferentes programas federales sean acarreados y movilizados para la elección de los 150 consejeros de Morena en la entidad poblana.
Los participantes no son otros que el equipo político de Rodrigo Abdala Dartigues, el morenista de los mitos y las crueles realidades.
¿Por qué la preocupación por esta elección interna? Porque Abdala solo tiene un camino: ganar o morir.
En otras palabras: ser el eterno general de las derrotas que tuvo todo, pero nunca consiguió nada.
Pero, Miguel Barbosa lo retrató de la mejor forma que pudiera haber.
Con hablar pausado, reflexivo nos llevó a todos los que lo escuchábamos y mirábamos por redes sociales al inicio de la vida del Siervo de la Nación.
“Desde que comencé a ser parte de la lucha del 2018, en 2017 conocí al licenciado Abdala, Rodrigo Abdala. Él ya era jefe de un grupo político dentro de Morena y tenía a los mismos ejecutores de su grupo, esos que están mencionados en la nota, tenían un grupo político y ya manejaban en ese tiempo, la formacion de las estructuras para el proceso electoral 2018, ya eran un grupo político, y así siempre se han comportado”.
Para no dejar ninguna duda, abundó: “En las mesas de candidaturas de 2018, ellos proponían candidatos, esas gentes que tú mencionas de Tehuacán y de Atlixco, siempre han buscado ser candidatos y no han podido, con apoyo y coberutra del señor Rodrigo Abdala”.
Traducción: En la ola del lopezobradorismo el funcionario quiso manejar a diestra y siniestra las listas de candidaturas bajo dos puntos clave:
-Ya era reconocido como jefe de un grupo político (el mismo que años atrás había realizado las tareas propias del movimiento de AMLO como, por ejemplo, la recaudación y distribución de recursos para los damnificados del sismo de 2017).
-Creía que tenía la ascendencia para hacerlo y su fuerte era, según su lógica, las estructuras que había construido como parte del movimiento de López Obrador.
Lo que Barbosa no dijo es que Abdala fue el encargado de operar a los casilleros y la movilización en la jornada del 2018. Lo hizo tan mal que nunca pudo ofrecer al candidato de Morena la papelería electoral ni las pruebas documentales para comprobar el monumental fraude. El abanderado tuvo que recurrir por sus propios medios para allegarse de todos los elementos.
¿Fracaso? Para nada, una mancha más a la larga cadena de torpezas de Abdala.
Miguel Barbosa continuó en su intervención: “Después vino el triunfo del 2018 del gobierno federal, de Andrés Manuel López Obrador, y lo nombraron súper delegado y él nombró a su mismo grupo en todo el estado como responsables de ese ejército de servidores públicos que vinieron a llamarse Servidores de la Nación, y que han sido los que manejaron los programas sociales y siempre han operado así, eso todos lo saben”.
(Dato adicional: Abdala sabía que, ante el fraude, su posición como súper delegado sería el hombre más poderoso de la entidad. El único problema es que con la caída del helicóptero el 24-D también se desplomaron sus sueños de opio. Barbosa sería nuevamente el candidato de Morena y ganaría sin el apoyo de la supuesta estructura de Abdala).
(Otro apunte: Mientras el gobernador echaba a caminar el cambio de régimen, Abdala y sus secuaces seguían en lo mismo: inoperancia, maltrato a los beneficiarios de programas, jugando las contras y haciendo equipo con los adversarios del mandatario. En 2021 los resultaron hablaron por sí solos: la estructura que tanto presumió nunca apareció y menos ayudó a retener la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados. En la elección intermedia, el gran ganador fue la operación que desde el epicentro del poder de la 4T poblana se desplegó para acompañar al presidente de la República).
¿A qué juega este 2022 el sobrino no querido de Manuel Bartlett Díaz? Barbosa se hace la misma pregunta.
“Yo no sé ahora con quién esté Rodrigo Abdala, no lo sé, ni me interesa; pero él quería y no sé si haya desistido de su interés de ser candidato a gobernador de Morena. Yo no lo sé, no lo veo ahí haciéndole el trabajo a alguien ¿eh?, la verdad, lo digo”.
Nueva acotación: Abdala trabaja para Abdala, no hay más.
¿Qué si ve el gobernador del alicaído funcionario de la Secretaría del Bienestar? “Otra vez, bajo el argumento de la línea de la Federación, para presionar en los órganos internos del Consejo Estatal de Morena para las candidturas en el 2024, ahora, eso es Rodrigo Abdala, un actor político dentro de Morena en Puebla con un cargo público que debió haber sido totalmente ajeno, ajeno a la vida interna del partido y que lo ha convertido en eso”.
Más aún: “Quién es el representante de Rodrigo Abdala en este tema, pues ese muchacho de nombre César Addi, que quiere ser candidato, pues él es. Cuando ustedes vean a César Addi no es César Addi, es Rodrigo Abdala, y hay otros muchachos, legítimo su derecho, el problema es que siempre han usado la representación esta. Y les vale ¿eh?, les vale, niegan todo; así han transitado por años, negando las cosas”.
Y, luego, la flecha en el corazón del oponente: “Créanme que están haciendo en este proceso lo que siempre han hecho, no se espanten de nada, lo que siempre han hecho. Ahí vamos a ver qué pasa, ojalá y no pase bien, son de los que participan siempre y acaban chillando, son chillones, además, esa es también su característica”.
La demoledora frase solo puede llevarnos a una pregunta adicional: ¿Pueden Abdala y sus secuaces salirse con la suya?
Barbosa no piensa que sea posible. “Han hecho -sostuvo- uso de recursos públicos desde siempre y muchas más cosas. El día que auditen el manejo de los programas sociales en Puebla por parte de la gente de ellos, van a ver lo que sale”.
Y para cerrar el ostión, él también ha contribuido a que la actuación ilegal no quede impune: “Ayer hablé con ella (la secretaria de Bienestar federal) para saludarla y claro que le envié el material (sobre Abdala)”.
Una última pregunta: ¿Abdala juega solo en esta componenda para la elección interna de Morena? Todo indica que no, pero no es con segundones o perdedores como Ignacio Mier Velazco o Carlos Evangelista. Menos con Claudia Rivera.
Los rastros de esa componenda hay que seguirlos hasta la Mixteca poblana.
En el municipio de Tehuitzingo, para ser más precisos.