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jueves, noviembre 21, 2024

Los delincuentes en su guarida

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Se jugó la fecha 11 sin sobresaltos en las tribunas. En la fecha 10, todos los delincuentes, enquistados en las porras futboleras (porras es la palabra, NO barra, NO grupo de animación), se escondieron en su guarida porque los delincuentes no tienen casa, tienen guarida. Otros fueron atrapados por su comportamiento en el estadio de Querétaro. A estos no les taparon el pozo con periódico, a estos les cerraron el estadio y, desde algún rincón de su guarida, estarán planeando en que acto público mostrarán su descontento social. 

Cada gobierno se maneja de forma diferente. Unos previenen y otros actúan sobre lo sucedido. Unos le dan vuelta al asunto, otros son frontales. Unos encargan y otros invierten tiempo en pos de dar soluciones. 

¿Qué hicieron las autoridades en la pasada jornada? En su mayoría lo fácil: a Gallos lo mandaron a jugar a Morelia; Pumas repartió en la magnitud de su estadio a la porra, Tigres canto todo el juego, América no los dejó entrar porque están en proceso de hacerles credencial. Atlas copió lo de su vecino Chivas, con niños, en menor cantidad, vestidos de blanco. 

Se puede decir, en términos taurinos, que torearon de salón: grandes pases y movimientos artísticos sin toro de por medio. 

En Puebla y en el estadio Cuauhtémoc fue la excepción: sí se toreó, pero con el toro de frente y sin rasurar pitones. Se citó a los 3 jefes o líderes de las porras y se les hizo saber quién es el toro y quien el torero. Los dos se necesitan y quedó claro por parte del gobernador (en este caso el torero) que no existe partido de fútbol sin porras, que estas tienen que aprender a habitar en el mismo recinto y que, independiente al apoyo que dan a los jugadores, visten de color al espectáculo, que muchas veces este color es grisáceo en la cancha, pero con su presencia logran impregnar la cancha con mil colores. 

Me imagino que, con saludos, presentaciones, intercambio de presentes y MENSAJE, la reunión no duró más de 20 Minutos, perfectamente invertidos y perfectamente captados entre el emisor y el receptor: el primero se encarga del evento y la seguridad, los segundos se encargan de ser porras y controlar a su gente. No hay mejor forma de comunicación que la línea directa, no hay mejor forma de comunicación que viéndose la cara, frente a frente: Torero y Toro. 

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