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viernes, noviembre 22, 2024

La liga que no se estira

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Mucho se habla de la Liga MX en cuanto a su nivel de competencia y a su organización. Sus resultados y respuestas quedan en evidencia: no hay competencia, no hay unificación de objetivos, no hay crecimiento económico en cuanto a la liga, su comercialización es nula y los protocolos pomposos se cumplen a conveniencia de los involucrados. 

En fin, con una historia centenaria y teniendo más de 60 millones de seguidores en este país, y más de 30 millones en Estados Unidos, una cantidad nada despreciable, no se hace nada por ofrecerle al consumidor algo digno, algo con CREDIBILIDAD. La designación del señor Arreola como presidente de la misma me hizo darle el beneficio de la duda, debido a su pasado en cargos públicos y a la problemática que se avecinaba para los equipos por cuestiones de manejos no saludables en sus finanzas y contribuciones públicas. Pensaba que este señor y sus contactos podrían enderezar los manejos financieros que se llevan a cabo y evitar persecuciones e intromisiones de la autoridad. Hoy en día, reconozco que me equivoqué en mi pensamiento. 

En cuanto a los propietarios, creó alianzas de forma individual, haciéndoles trajes a la medida. A los importantes, trajes de tela inglesa, y a los menos importantes, trajes de mezclilla. Pero al final, trajes a su medida. Las leyes se aplican de manera completamente diferente para Atlas, Santos o América, en comparación con Juárez, Necaxa o San Luis, todos ellos pertenecientes a la misma organización. 

Con los problemas subyacentes como el ascenso y descenso, la multipropiedad, los protocolos de competencia y la revaluación del organismo, se esconden debajo de la alfombra. Los equipos, de manera individual, tienen sus propios métodos y objetivos. Algunos sobreviven, otros ganan mediante maniobras financieras, otros apoyan a las empresas que sostienen al equipo, otros dependen de sus gobiernos estatales, pero ninguno vela por el ente que representan: la Liga MX. 

De repente, gracias a Dios, el señor Arreola informa en una conferencia los logros de la liga, como el hecho de que ahora se juegan 6 minutos adicionales a los 90 que dura un juego, que se redujo un extranjero en cancha de 8 a 7 para dar oportunidad a jóvenes, y que el valor de las franquicias ha subido. Sin embargo, ya sea sin darse cuenta o deliberadamente, todo esto es intrascendente; es como intentar combatir un cáncer con parches. 

Comparar nuestro futbol con ligas de primer mundo muestra una enorme distancia, comenzando por la carencia de competencia deportiva que tenemos aquí. La brecha entre los 4 o 5 equipos grandes y los 4 o 5 equipos más pequeños es enorme, y su estado de conformidad competitiva se debe a la falta del incentivo de seguir participando o al castigo del descenso. 

Mientras tanto, todo seguirá girando en torno a cómo obtener algunos dólares del vecino del norte, ya sea mediante torneos degradantes o nuevas plataformas de streaming, que solo están al alcance de bolsillos con otros ingresos diferentes a los que se perciben en el país. 

Me duele la Liga MX. 

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