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viernes, marzo 29, 2024

Derrotando al malinchismo

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Cuánto se habla de la poca capacidad de los técnicos mexicanos. Las oportunidades para ellos y los ya no muy jóvenes, son analizadas con lupa. Sus contratos los fijan los dirigentes y en ellos la cantidad de cláusulas, abarcan varias cuartillas. En ellas se enumeran varios puntos: la cantidad a ganar —que por cierto es poca en comparación con los poseedores de otro pasaporte—, quiénes formarán tu cuerpo técnico —a sabiendas que no que te impongan será la oreja del dirigente—, el tiempo de duración del contrato —que casi siempre será por el mínimo—, la cantidad de puntos a conseguir en un torneo —que de no obtenerlo, sin importar las formas que tenga el equipo, será causa de baja sin derecho a indemnización—. El derecho a tener voz, pero no voto en cuanto a los jugadores a contratar y así, casi, casi, de qué color tienen que ser tus calzones el día del juego.

Por el contrario, a los técnicos extranjeros, siempre de la mano de un representante, las cláusulas las ponen ellos, haciendo énfasis en los jugadores que tienen que contratar, casi todos venidos de otras ligas y el punto del despido en cuanto a la cantidad que se tiene que dar al despedido. Por eso no es raro escuchar al técnico de Chivas decir que apenas van tres juegos y que estos no se equiparan a tres torneos ni a tres años, haciendo énfasis en el número tres, ya que esos son los años que tiene su contrato.

Al día de hoy, ¿cuál es la constante? Que los técnicos jóvenes, Mora con el Atlas, Arce con el Puebla, Puente con Pumas y Fentanes con Santos, tienen una productividad arriba de 44 por ciento y los técnicos de Tijuana, Querétaro, Mazatlán y Juárez, abajo de ese porcentaje y con muchas posibilidades que de esos cuatro, tres serán los que paguen la multa para no descender; es más,  tres de los cuatro pertenecen a multipropiedad y Juárez, que navega solo, cada día integra a gente de pantalón largo, que al final, solo ven la oportunidad de sangrar más las arcas del equipo, poniendo nuevos proyectos, hablando de sus éxitos pasados y acentuando el tono de voz de cualquier país de América del Sur.

El técnico mexicano, más allá de sus conocimientos, tiene la virtud de acoplarse a lo que tenga, a darle el valor a la oportunidad tan escasa para ser tomado en cuenta y por haber nacido en el medio, tiene la ventaja de saber convencer a sus jugadores. Son técnicos, y en este caso, trabajadores de 24 horas.

Solo chequen el deterioro físico que sufren después de tres o cuatro temporadas. Una vez que se sacan la lotería al ser tomados en cuenta, se suben a un tren bala y este no para, no frena, no te puedes tirar por la puerta y a esa velocidad tienen que trabajar; en cuanto tengan una pequeña distracción, todo lo hecho en el pasado reciente se olvidará y su lugar ser ocupado por un técnico de fuera, que en América del Sur no tuvo éxito; que en la MLS, de cuatro temporadas, no hizo nada, pero que su director deportivo, por medio de un representante y sin conocerlo en persona, le dará el equipo. Esa historia se acaba de dar. El señor Cadena, extécnico de Chivas, con todo el conocimiento de 80 por ciento del plantel, que trabajó con en categorías inferiores y que hoy es la base del equipo, se distrajo dos o tres semanas y fue remplazado por un perfecto desconocido, sin cartas de presentación.

Este mismo fenómeno se dio los últimos ocho años en la selección, con los mismos años de fracasos y el peor retroceso en el nivel del equipo. No dudo, porque lo conozco y se de sus trabajos en el mundo, que el señor Bielsa sea un gran técnico, perfeccionista e intenso a morir y porque los jardineros del Bilbao no hacían el trabajo que él requería, renunció. Por motivos similares, así le pasó en Italia y en Francia. Cuando lo contraten y se den cuenta de cómo se manejan las cosas en nuestro futbol y él, por el bien del futbol que representa, quiera cambiarlas, topándose con varios grupos en el poder, por muy grande que sea la oportunidad, hará sus maletas y los dejará colgados de su brocha.

Quizá los nombres de los técnicos jóvenes mexicanos que cité no sean campeones, pero en un negocio, cualquiera que les venga a la cabeza, en costo beneficio, son los mejores.

Por último, pido responsabilidad a los periodistas o comentaristas que apoyan y se deshacen en elogios por X o Y técnico, que tomen en cuenta que, al crear opinión, muchas personas se van con su pensamiento, omitiendo las verdaderas razones de sus comentarios; es más, para hablar bien de uno, hablan mal de todos los nacionales, sin el menor conocimiento y sin haberse parado en una cancha y analizar los trabajos y formas que tienen.

Ojalá fueran más conocedores y menos oportunistas.

Los técnicos mexicanos, trabajan bien, muy bien.

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