El equipo de futbol Puebla, sin más siglas por delante de su nombre, es una entidad privada que se rige por una asociación llamada Federación Mexicana de Futbol, con reglas muy propias de dicha asociación, alejadas de las Leyes del Trabajo, de las leyes de seguridad social y de cualquier ley pública, siendo sus consumidores o sus clientes o la dirección de sus objetivos, el público en general. No podríamos y no existe, una asociación de restauranteros, de textileros o de vendedores de autos, con sus propias leyes y reglamentos. Son entidades o negocios privados, que se rigen por leyes públicas en sus quehaceres.
El modelo de negocio del Club Puebla, nombre con más de 75 años de historia y que ha cambiado su propiedad por muchas manos poblanas, unas para bien y otras para no tanto; no se ha hecho público en estos tres años y medio que la televisora se hizo de la propiedad, pero es conocido por la afición del equipo y por los no aficionados, pero que les gusta este entretenimiento llamado futbol profesional en México. El modelo es sacar jugadores baratos y, después de un buen trabajo en el equipo, venderlos a otros equipos llamados compradores de talento. La inversión es mínima y las ganancias máximas. Con un presupuesto que sale casi en su totalidad de los derechos de televisión, pagados por los mismos propietarios del equipo, todo el modelo de negocio les resulta en partida doble: tienen un equipo que lo ponen en su pantalla los viernes, con el título de viernes botadero y, con buen ojo, se hacen de los servicios de jugadores con un valor anual bajo. El resultado de su gestión, con su modelo, ha sido estupendo: ganó en su programación y ganó más de 60 millones de dólares su gestión deportiva.
Hasta ese punto, nada criticable. La asociación a la que pertenecen se los permite.
El problema o mi pena, es cuando se convierte en público, sin tocar las leyes en cuanto a impuestos, contratos, seguro social, etc. Esos puntos las autoridades tendrían que intervenir o no; cada quien tiene sus intereses. Lo verdaderamente público para mí, es hacer toda esta gestión a nombre o con el nombre de una entidad federal, dicha entidad con casi 500 años de historia, con una sociedad que, por su misma historia, ha tenido que luchar muchos años para quitarse el mote de pueblo de paso. Hoy Puebla está considerado como un estado muy importante en la República y esto no es dicho por un poblano, es el sentir del país.
Entiendo y respeto para quien no lo sienta así. Para mi Puebla lo es todo y no soporto que se le utilice o se le mancille de la forma en que lo hacen, sin ningún beneficio tácito para su sociedad. Que personas privadas inviertan para sacar beneficios, lo aplaudo, ahora, ¿en qué momento esas personas agradecen los beneficios de estar y utilizar el nombre Puebla?
¿Sabrán que Puebla es mucho más que la zona de Angelópolis?
¿Tendrán idea de que el estado tiene 217 municipios ávidos de rosar o estar con algún integrante del equipo?
La última, en el estado habitan 6 millones 583 mil 278 personas y en su modelo de negocio, el equipo, está bien que acudan al estadio Cuahutémoc, propiedad de los Poblanos, ente 15 a 18 mil habitantes.
Me dueles Puebla.
