Estructura: “disposición o modo de estar relacionadas las distintas partes de un conjunto”, según una de las definiciones de la RAE.
Estructura: “rasgo de cualquier elemento/entidad eficaz”, según su servidor.
Hablar de la FMF (Federación Mexicana de Fútbol) es hablar del claro ejemplo de una institución con nula estructura; no hay una coherencia ni consistencia en el modo de estar relacionadas sus distintas partes y, además, porque no es eficaz, esta lejos de utilizar el fútbol para el beneficio de la sociedad.
En países primermundistas, muchos de ellos también potencias en fútbol, el deporte es un medio más para el bienestar común. El deporte profesional, en este caso el fútbol, va de la mano, junto, a la par, del deporte amateur (deportivo formativo incluido), es inconcebible el crecimiento de uno y el estancamiento del otro. Existe una estructura que potencia los recursos para que los profesionales estén cada vez mejor capacitados y remunerados mientras a los amateurs se les brinda el apoyo (instalaciones, competencia federada, formación, seguros médicos, etc.) para realizar la actividad “como un profesional”.
Odiosas son las comparaciones dicen algunos, pero para mí, ver la grandeza y el éxito fuera de casa es evidencia pura y dura. La RFEF (Real Federación Española de Fútbol) órgano que regula al fútbol en un país de 47 millones de personas, beneficia a más de 1 millón de habitantes (923 mil 800 licencias de jugador y 104 mil 000 de entrenador) de los cuales únicamente mil 300 son profesionales. Vemos el éxito de la Selección Española y el poderío de los equipos de La Liga, pero eso es la punta del iceberg, espero con estos números se den cuenta dónde esta la fuerza, lo que genera una estructura.
En México, país con 128 millones de habitantes, el organismo rector del fútbol (FMF) tiene únicamente registrados a 325 mil 000 futbolistas. Claramente un problema de estructura, o no, porque lo único que les interesa es vendernos el “quinto partido” y la “Liguilla”, lo demás es lo de menos. Ineficacia total, se benefician unos pocos a costa del estancamiento de la mayoría, mientras el producto (bendito fútbol), sigue volando a la deriva esperando caer en manos del vivo en turno dispuesto a exprimirlo y volverlo a arrojar.
Por último, agradecer al Capitán de éste su barco, la invitación para ser parte de la tripulación, esperando que la pesca sea sostenible y abundante. Mi responsabilidad será tirar la red las veces que sea necesario para que los que realmente saben del negocio recojan, seleccionen y distribuyan el producto.
Gracias y mucho éxito Mario Alberto.