Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández es una dirigente partidista muy peculiar o es precisamente que se tomó literal la palabra “partidista” que tiene afán por tomar partido por algo o alguien. Por ejemplo, en la contienda interna del PAN a la gubernatura de Puebla tiene a un favorito y su apoyo ha llegado a tales dimensiones que el propio presidente nacional del blanquiazul, Marko Cortés Mendoza, le tuvo que exigir que deje de cargar el aparato partidista a favor de su gallo y apoye al resto. Otro caso, es la contienda interna del Frente Amplio por Puebla. Allí, su gran favorita es la Organización Nacional del Yunque, a quien pretende darle el 65 por ciento de las candidaturas en juego para 2024, a través de un bizarro acuerdo disfrazado de ciudadano y que de ciudadano tiene lo que nosotros de especialistas en física cuántica. Pero en donde se voló la barda fue en tener dos varas para medir la violencia política por razones de género en la que se encuentran involucrados los militantes de su partido. Por un lado, es capaz de hacer sesionar a la Comisión Permanente del PAN para promover la expulsión del excoordinador de la bancada del PAN en el Congreso del estado, Eduardo Alcántara Montiel, luego de que el tribunal electoral lo sancionara hace unos meses. En este caso no escatimó epítetos contra el legislador y hasta se aventó la punta de decir en su partido no había cabida para los violentadores. Sin embargo, este domingo nos enteramos que la dirigente estatal del PAN ahora anda candidateando a Inés Saturnino López Ponce una vez para la presidencia municipal de Tecamachalco. El exedil estaba inscrito, hasta febrero de este año, en el Registro Nacional de Personas Sancionadas por Violencia Política de Género contra las Mujeres por la deplorable actuación en que incurrió contra la regidora Ruth Zárate, actual diputada local de Morena por esa región. ¿Por qué promoverlo para una candidatura y no para su expulsión? ¿Dónde quedaron las críticas que Augusta, el Yunque y demás mochos lanzaron hace unos años cuando otra dirigencia quiso darle la candidatura?
SORPRESAS MORENISTAS
Luego del registro de los aspirantes a la Coordinación Estatal de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación -el eufemismo utilizado para no decir que son aspirantes a la gubernatura de Puebla por Morena-, en el círculo rojo se daba por hecho que uno de los sujetos obligados a registrarse era el coordinador de la bancada guinda y presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del estado, Eduardo Castillo López. Sin embargo, eso no ocurrió por una sencilla razón: Más allá de los apetitos políticos, en el legislador pesó más la prudencia política, una cualidad que ha acompañado de su capacidad de conciliación. Ambas, han sido sus mejores armas en el Congreso del estado, en donde el diálogo en la moneda corriente para tratar los asuntos, por más espinosos que sean. En política, uno de los principales activos que alguien puede tener es el trabajo demostrado en los encargados públicos que le han asignado sus líderes y comandantes. En el caso de Lalo Castillo -como le llaman sus amigos- la prudencia y la conciliación, ligada a los frutos de su trabajo serán recordados y tomados en cuenta por Morena, ya que es un buen elemento que puede dar excelentes resultados en cualquier cartera política que lo pongan. Así pues, no lo pierdan de vista porque seguramente vienen noticias importantes para él.