Hasta este momento, la mayoría de los políticos y analistas se han concentrado en el seguimiento de la carrera por la gubernatura de Puebla. La importancia del cargo se impone y a partir de la designación del abanderado de cada partido (con o sin alianza) todo se acomodará en cascada. Para el caso de Morena estará definido en función de la pugna por la presidencia de la República, después vendrá la gubernatura y el resto de las posiciones, tomando en consideración que la lista de diputados federales también tendrá que pasar por la prueba del ácido de Palacio Nacional. Y como todo indica que se repetirá la misma fórmula que se aplica a nivel nacional, entonces, la presidencia municipal de Puebla. Y el Congreso del estado se convertirán en los espacios para dar cabida a todos los aspirantes. No hay que descartar que algunas alcaldías de la zona conurbada como San Andrés y San Pedro Cholula, San Martín Texmelucan y Atlixco se han convertido en centro de disputas intestinas porque ofrecen el escenario desde el que se puede impulsar una carrera política. Nada como la capital poblana, pero sí con muchas oportunidades si se sabe manejar correctamente. El principal aspecto que Morena deberá tomar en cuenta en la designación del candidato a la alcaldía capitalina deberá ser aquel que le aporte un plus político-electoral a su partido. Las pasadas elecciones federal y estatal intermedias, Acción Nacional se alzó con el triunfo en las zonas urbanas de la capital y la periferia. Los ciudadanos venían de padecer y enterarse -aunque no vivían en la ciudad- del desastroso gobierno de Claudia Rivera Vivanco, sus excentricidades, los escándalos de corrupción y violencia de género. La exalcaldesa fue veneno puro para Morena en esta franja tan importante del estado, en donde radica el 60 por ciento del padrón electoral. Su partido tuvo que centrarse en el interior del estado y municipios circunvecinos a la capital para evitar una derrota. El resultado
fue una operación exitosa a manos de la maquinaria del gobierno del estado: Mantuvo la mayoría en el Congreso del estado, los diputados federales morenistas fueron los más, mientras que importantes regiones se consolidaron como bastiones guindas. En Puebla y la zona conurbada, por el contrario, hubo un corredor azul que demostró que Acción Nacional se mantiene vigente y con alta penetración en el núcleo duro urbano. Es precisamente ese factor el que Morena deberá analizar para designar a su abanderado. El perfil por el que apueste será determinante para la competitividad. En el PAN se alistan perfiles que ofrecen la posibilidad real de retener la presidencia municipal. Todo se acomodará, además, para luchar en el control del corredor azul. La gran pregunta es sí Morena cuenta con ese perfil que guste entre las clases urbanas que no está interesada en los apoyos del gobierno federal y que no milita en ningún partido. Un perfil que convenza al voto veleidoso, conocido como switcher, que lo mismo puede hacer ganar a alguien o derrotarlo en las urnas.