Una fotografía difundida por los allegados del diputado federal Moisés Ignacio Mier Velazco reveló una trama de traiciones por parte de tres presidentes auxiliares de la capital poblana, quienes se dejaron llevar por el canto de las sirenas y los embaucaron con una promesa que no les podrán cumplir: hacerlos diputados federales por Morena en la elección de 2024. La imagen dice mucho más de lo que representa y es que la lectura a detalle da cuenta de que Claudia Rivera Vivanco tiene las manos metidas hasta el tuétano en la campaña del legislador federal, además de que prefirieron irse por el camino equivocado en una franca deslealtad al operador estrella del barbosismo Julio Huerta Gómez. Se trata de los presidentes auxiliares de San Jerónimo Caleras, Ángel Soto Limón; de San Baltazar Campeche, Juan Manuel Colín García; y de La Libertad, Juan Carlos Rodríguez Victoria. El primero fungió como secretario particular de la exalcaldesa y forma parte del grupo del procesado por acoso sexual, Andrés García Viveros, a quien le debe llegar a la Comuna y después escalar posiciones. Su elección no fue nada fácil y aunque en un principio fue declarado perdedor, decidió controvertir el resultado y el tribunal electoral lo ratificó como edil auxiliar. Su acercamiento a la campaña de Nacho Mier solo es una muestra del doble juego que Claudia Rivera, quien ya fue metida en cintura por el equipo de Citlalli Hernández debido a que existe una excelente comunicación con el gobernador Miguel Barbosa Huerta con miras a la elección presidencial. ¿Estará dispuesta la exalcaldesa a jugársela en contra de las indicaciones de Claudia Sheinbaum? ¿Acaso no es doble traición? Respecto al panista-priista Juan Manuel Colín era una traición entendible. La primera ocasión que llegó a la presidencia auxiliar fue durante la gestión de Enrique Doger Guerrero, de ahí que ya tenía vasos de comunicación con Mier Velazco, quien en ese gobierno se desempeñaba como secretario general. El problema radica en que Colín contó con todo el apoyo del PAN para ganar la elección en 2021 a pesar de que tuvieron que mover cielo, mar y tierra, ya que en plena campaña comprobaron que se trata de un sujeto impopular y con una larga cola. Los habitantes de San Baltazar pueden dar cuenta de eso. Y, finalmente, el que prácticamente se echó la soga al cuello fue Juan Carlos Rodríguez Victoria. Hay que decirlo con todas sus letras: Si llegó a la alcaldía subalterna no fue por su linda cara o popularidad sino por la hábil operación de Julio Huerta para retener la mayor cantidad de espacios para Morena tras la desastrosa administración claudista. En la elección de juntas auxiliares, el director General de Gobierno ofreció muy buenos resultados y convirtió a los candidatos en auténticos aspirantes competitivos. ¿Qué habrá pensado Rodríguez Victoria para cometer dicho suicidio político? Lo que sí se confirma es que este trío de pueblerinos no tiene idea de lo que significa la lealtad y menos el ajedrez político. Solo un loco, un ignorante o un timorato puede creerse que Nacho Mier los pueda convertir en diputados federales. En este momento hay quienes de plano no entienden nada, pero bueno es comprensible: la lengua viperina de Nacho Mier es capaz de engañar a los bobos. Ahí está la muestra.