Hace unos días, el precandidato del PRI-PAN-PRD-PSI a la gubernatura de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, tuvo que tomarse un té de pasiflora al enterarse de la inclusión de Mónica Rodríguez Della Vecchia en la lista de candidatos a diputados federales por la coalición “Fuerza y Corazón por México”. De hecho, la nominación por el distrito federal 11 de la actual diputada local provocó que la secretaria de Promoción Política de la Mujer, María del Pilar Vargas Morán, se quedara como novia de pueblo, pues ya le habían prometido ese espacio y su principal impulsora era nada más que la presidenta estatal panista, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández. Las canas verdes que le provocaron al exalcalde de Puebla no son menores, ya que el movimiento forma parte del reacomodo que vive la Organización Nacional del Yunque. Para la ultraderecha poblana es conocida la pugna entre Eduardo Rivera y la familia integrada por Pablo Rodríguez Regordosa y Mónica Rodríguez a raíz de que los segundos comenzaron a tejer su camino para hacerse de la alcaldía de Puebla, lo cual no pudo concretarse. Pablo y Mónica, además, son familiares de Juan José Rodríguez Posada, presidente de la Junta de Gobierno de la UPAEP, la institución central desde donde opera la ultraderecha. Rivera Pérez sabe que no puede ir contra sus auténticos patrones a pesar del crecimiento político que ha tenido a raíz de los negocios que les ha otorgado a las familias custodias de la secta. Si bien el exedil pudo librarse de los Arrubarrena García, la familia de actuales apestados en la Comuna, ni en sueños podría llevar las contras a los Rodríguez Regordosa, familia creada por dos importantes pilares de la derecha poblana: Herberto Rodríguez Concha y Nineta Regordosa Valenciana. Este movimiento, además, le recuerda al precandidato que pese a la nominación que obtuvo no deja de ser un empleado más de la cofradía y que sus pasos son seguidos muy cerca por los jefazos yunquistas. Es más, uno de los principales interesados en mantener los privilegios de la organización confesional es su jefe político nacional, Marco Antonio Adame Castillo, quien tomó como pretexto la campaña de Eduardo Rivera para sentar sus reales y garantizar la supervivencia. Otra humillación que sufrió el exmunícipe en estos días fue la inclusión de Genoveva Huerta Villegas en la lista de candidatos a diputados federales plurinominales por la Cuarta Circunscripción, sobre todo porque la poblana deberá estar ubicada en los tres primeros lugares, mientras que Liliana Ortiz Pérez fue enviada a la quinta posición suponiendo que de esa forma enviaban un mensaje de su descolorido poder. Esta inclusión, contrario a Mónica Rodríguez, corrió a cargo de Marko Cortés Mendoza, presidente nacional del PAN.