¿No entienden?
Para enviar un mensaje en el mundo del poder es necesario tener claridad no solo del contenido que se pretende difundir sino del receptor y sus características. Esa sencilla lógica nunca la entendieron Claudia Rivera Vivanco, Alejandro Armenta Mier, Carlos Evangelista Aniceto y menos Ignacio Mier Velazco. ¿Cuál era su mensaje? Que las elites nacionales los apoyaban y, por eso, podían hacer lo que quisieran en el proceso electoral de 2021: agandallarse candidaturas, aplicar el mejor estilo patrimonialista del priismo setentero, proclamar que controlarían el Congreso del estado, que le amarrarían las manos al inquilino de Casa Aguayo y, peor aún, que lograrían derrumbarlo. Morena, decían a la menor provocación, era de ellos y de nadie más. Esas y otras lindezas fueron intentos de espantar con el petate del muerto porque la realidad terminó por imponerse. ¿Cuál fue el mensaje que envió Miguel Barbosa Huerta a sus malquerientes? Uno sencillo: Que fue el gran ganador de la elección y lo logró jugando a la democracia. Al priismo setentero de sus oponentes, les recetó una lección de operación política y apertura. A las ansias por controlar todo, les contestó con la sensatez de quien sabe del oficio político. ¿Dónde quedaron las elites nacionales que pretendían apoderarse de Puebla, derrocar al gobernador y hacer de las suyas? En el ridículo absoluto. Los grandes perdedores fueron los que se proclamaban los carniceros sin saber que eran las reses. En particular, Ignacio Mier terminó siendo el perdedor por partida doble. Una vez que se conocieron los resultados, el mandatario mandó a llamar a todas las expresiones políticas como una muestra de reconocimiento, oficio e inaugurar el nuevo régimen. Fue generoso en la victoria. Todos pasaron por Casa Aguayo. Todos excepto Mier Velazco. Tuvo la oportunidad y no la quiso, había condiciones para pavimentar un entendimiento y, en su infinita soberbia, ha dejado pasar cuanto golpe hay en San Lázaro contra el mandatario. El problema es que el efímero triunfo de Nacho Mier, si es que podría llamarse así, se cayó como castillo de naipes. Una de sus principales operadoras electorales está presa por posesión ilegal de armas y la sospecha de ligas con El Toñín; su hijo Ignacio Mier Bañuelos tuvo que fugarse unos días por miedo a ser detenido luego de que su secretario de Seguridad Pública ejecutara a tres agentes estatales de investigación; la hija, Daniela Mier, tuvo que salir a explicar que es falso que se haya reunido con la hermana de El Toñín. Y, bueno, en el caso del papá solo basta ver la revuelta del personal en San Lázaro para conocer la desorganización y caos que priva administrativamente en la Cámara baja. A nadie engaña el legislador federal cuando, en sus redes sociales, presume sus reuniones con el presidente Andrés Manuel López Obrador ya que la operación política de los temas más importantes pasa por otros muchos políticos, es decir, el mandatario requiere de un amplio abanico y no de una persona. Es por eso que resulta gracioso que se ponga en duda que Miguel Barbosa sea la aduana para 2024 en Puebla y su peso sea menor al de las élites nacionales que -aseguran sus corifeos- casi casi decidirán quién será el candidato al gobierno del estado de Puebla. ¿Acaso no entendieron nada de la elección de 2021?
Una muy buena batalla
La decisión del gobernador Miguel Barbosa Huerta por impedir los abusos en el cobro de tarifas dinámicas de las Empresas de Redes de Transporte vuelve a despertar una discusión inacaba en el país. Este tipo de compañías han tenido el respaldo de los diferentes gobiernos estatales -de todas las extracciones partidistas- para ofrecer su servicio, pero la mayoría de las autoridades han tenido que pagar el costo político que representa la no regulación de los montos. ¿Por qué no se ha hecho? Nos inclinamos a creer que es más un asunto de ignorancia combinado con un esquema legal viejo y anquilosado que se mueve con la velocidad de un caracol. En la Unión Europea tales plataformas han tenido que sujetarse de mala gana al control de las autoridades que no se creen el argumento para establecer las tarifas dinámicas. México, para no variar, está muy atrasado en la discusión. Por eso no deja de ser interesante que el mandatario se suba a este tema que se convirtió en un tema de Estado. La batalla genera mucha expectativa.