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jueves, noviembre 21, 2024

Néstor, el plomero del Yunque

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El dirigente estatal del PRI, Néstor Camarillo Medina, ha demostrado en su muy temprana carrera política que no alguien de fiar o que sus intereses tienen tiempo de caducidad. De ahí que lo mismo puede traicionar a sus aliados si es que un buen negocio se le atraviesa. El priista, por desgracia, dejó de ser el dirigente de su partido para convertirse en la persona que la Organización Nacional del Yunque tiene para hacer el trabajo sucio al interior del tricolor. Su ridícula y penosa estrategia de agandallarse candidaturas en su partido, sin importar que entre los pies se llevara a quienes realmente mandan en el priismo poblano, es la mejor evidencia de su nueva faceta de porro de la derecha. Vea usted: Una vez que quedó definido el coordinador estatal de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, Eduardo Rivera Pérez -el pretexto que tiene el Yunque para apoderarse de Puebla- estaba enojadísimo porque el ganador fue Alejandro Armenta Mier, un contrincante con el que tiene muy pocas probabilidades de triunfo en la elección del próximo año. El alcalde quería que Morena se decantara por Claudia Rivera Vivanco y como no está acostumbrado a que le digan que no a sus peticiones, entonces, comenzó a buscar responsables. Fue así que se le ocurrió la ideota de que el senador había sido impulsado por destacados priistas y era necesario que se cobraran facturas. Solícito, Nestitor Camarillo se puso a las órdenes del presidente municipal para cumplir sus caprichos. Lo hizo porque sabe que la elección ofrece muy buenos dividendos a los que deciden las candidaturas y al hacer el trabajo sucio del Yunque se metería en el círculo de la toma de decisiones. Nestitor fue a ver a Alito para chillar a mares por la traición de algunos priistas a su partido y ahí pidió una sola cosa: ser la aduana para las candidaturas. Sin que nadie le diera el visto bueno, el dirigente comenzó a decirle a medio mundo que era el único interlocutor del priismo poblano y que el resto eran solo un grupo de traidores. Su cizaña fue regada por todas partes, algunos se compraron la ideota y otros simplemente se rieron a sus espaldas. Nestitor sigue empeñado en asegurar que él y solo él decidirá quiénes serán los abanderados del tricolor ya que cuenta con la bendición de Alito clavó un clavito. La ridiculez del priista ha llegado a tal grado que a sus más cercanos les informó, muy solemne y ceremonioso, que el PRI está en buenas manos, es decir, sus manos. Lo que nadie supo explicar es por qué desde el más allá se escuchó un sonido de caja registradora. ¡Es cuanto, Tres patines! 

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