El que anda fúrico por el severo coscorrón que sufrió en el Congreso Nacional de Morena es Moisés Ignacio Mier Velazco, quien fue barrido en la incorporación de alfiles en el Consejo Nacional. Mientras el gobernador Miguel Barbosa Huerta logró incluir a 10 consejeros, el diputado federal apenas y pudo con un par… y eso porque le echaron la mano. Tan penosa resultó la operación del supuesto líder de San Lázaro que ni su hija Daniela Mier Bañuelos ni su nuevo operador Cesar Addi Sánchez Salinas fueron considerados. Peor aún, el diputado local Iván Herrera Villagómez logró entrar al Consejo Nacional porque cuenta con el respaldo de Claudia Rivera Vivanco, entenada de la defenestrada presidenta del Consejo Nacional, Bertha Lujan Uranga. Ante su evidente fracaso, Nacho Mier filtró a su nuevo sicario mediático, conocido como Nigromante Ruiz, un golpe contra el mandatario estatal para desdorar su triunfo. Palabras más, palabras menos, el diputado federal envió la especie que Miguel Barbosa fue marginado en los puestos en el Comité Ejecutivo Nacional de Morena y que, por el contrario, él fue considerado para ocupar tres posiciones. Como comprenderá la especie es una falsedad. Los espacios que Mier Velazco presume son de aliados suyos, pero no integrantes de su equipo político, luego entonces no responden a los designios del presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara baja. Así que no le crea a Nigromante Ruiz ni a su patrocinador. Ambos supuran por la herida.
GUERRA CIVIL PANISTA
Este fin de semana se vivió un nuevo episodio de la guerra civil panista en la entidad, lo que confirmó que la supuesta unidad que presumió el dirigente nacional, Marko Cortés Mendoza, como el alcalde Eduardo Rivera Pérez es tan falsa como un billete de 45 pesos. El encontronazo ya se esperaba una vez que el secretario general del Comité Directivo Estatal del PAN, un sujeto que dice llamarse Marcos Castro, cometió la estupidez de ordenar al presidente municipal de Tlaola, Jesús Viveros Bobadilla, que le echara la policía municipal a la diputada federal Genoveva Huerta Villegas, situación que ha sido denunciada ante la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados federal para que se inicie una investigación y se sancione penalmente a los responsables. A esto se sumó la decisión de Rivera Pérez de intentar controlar políticamente la zona conurbada de Puebla, lo que implica el sometimiento de sus homólogos en San Andrés y San Pedro Cholula, lo mismo que Cuautlacingo. El sábado pasado, por ejemplo, se llevó a cabo la elección del dirigente municipal sampetrino y, pese a todas las marrullerías cometidas por Castro, en complicidad con el diputado federal Mario Riestra Piña, fueron derrotados por el equipo de Huerta Villegas y el coordinador de la bancada del PAN en el Congreso del estado, Eduardo Alcántara Montiel, quienes repitieron la paliza en Coronango, Teziutlán, Amozoc, Jalpan, Huauchinango, entre otros. Todo esto permitió entender que Lalo Rivera necesita de sus odiados adversarios le guste o no.