La propuesta del coordinador del PAN en el Congreso del estado, Eduardo Alcántara Montiel, de reformar la Constitución Política local para que incluir las elecciones primarias en los partidos políticos es una apuesta vanguardista y una opción real para sacudirnos del anquilosado sistema partidista que cada día compruebe más su descrédito y obsolescencia. A grandes rasgos, los institutos políticos que pretendan lanzar candidatos a gobernador, diputados locales y municipios deberán realizar, todos al mismo tiempo, las elecciones que definan al abanderado. El primer punto benéfico es que se extiende el proceso a la ciudadanía y los partidos dejan de ser el coto de un grupo o élite. El segundo es que los perdedores no podrán postularse por otros institutos, lo que evitará el chapulineo y eliminará a los partidos “cacha candidatos” y “cacha votos”. Un tercer punto destacable es que al definirse los candidatos por elección primaria, los partidos podrán formar alianzas y bloques que den paso a una mayor competitividad. Las elecciones por esta vía serían responsabilidad del Instituto Electoral del Estado.
La paja en el ojo ajeno
Facundo Rosas Rosas es un funcionario singular. Es el único en la historia del país en ser sujeto de señalamiento de violaciones graves a los derechos humanos por la CNDH, además de tener como sombra sus presuntos vínculos con el huachicol. Facundo formó parte de la élite de Genaro García Luna, hoy detenido por sus ligas con el narcotráfico. A Puebla aterrizó para convertirse en titular de la Secretaría de Seguridad Pública estatal y su defenestración ocurrió con el escándalo por la detención de dos directivos policiacos. Rosas no renunció, fue despedido. Había demasiadas presiones por parte de la Federación hacia el morenovallismo que lo pretendía proteger. Su paso por la dependencia no mejoró sustancialmente el índice delictivo pese a que tenía el control de los secretarios de seguridad pública de los municipios de la zona conurbada. No dar resultados hubiera sido patético. También estuvo bajo su cargo el sistema penitenciario, en el que no hubo cambio alguno. De hecho, las mafias destruidas y el autogobierno que recibió la actual gestión estatal fueron consecuentadas por el morenovallismo. Es por eso que resulta insultante que dicho “policía” opine sobre lo que el gobierno hace bien o mal. Cheque usted lo que escribió en el portal e-consulta: “El tan socorrido y hasta aplaudido “manotazo” en el escritorio que se da en este tipo de crisis solo sirve para que el gobernante en turno se luzca y trate de evadir su responsabilidad, incluso aparezca como el salvador de la causa y el bueno de la película, pero en el fondo las cosas seguirán igual porque quien lleva las riendas de la entidad federativa sigue siendo el titular del Ejecutivo y ya fueron muchas oportunidades. Sin duda que uno aprende de sus errores, pero ya fueron bastantes”. El chiste se cuenta solo.