Néstor Camarillo Medina ha dado muestras de que es el dirigente que el PRI requiere: Por mentiroso y hábil en sacar provecho de cualquier situación que se le presente. Con miras a la elección de 2024, el exalcalde de Quecholac -uno de los municipios estrella del Triángulo Rojo- pretende presionar todo lo que se pueda a fin de arrebatar el mayor número de candidaturas. Es por eso que ha tomado a la capital poblana como el centro de su interés. Los más variados sondeos de opinión -mandados a pagar, cuchareados y reales- dan cuenta que el tricolor llevaría al Frente Amplio por Puebla a una debacle electoral si es que impone al abanderado. Una de las razones es que Acción Nacional es el partido que tiene el voto duro y tendencia más fuerte, al grado de que hasta finales de septiembre tenían una diferencia en intención de voto de ¡32 puntos! En una alianza, los azules proporcionarían prácticamente la competitividad y el Revolucionario Institucional su testimonio raquítico. La mentira a la que Néstor Camarillo se ha agarrado como clavo ardiente es que, sin el PRI, el Frente no alcanzaría el triunfo, pues los 4 o 5 puntos que pueden aportar son valiosos en una elección tan cerrada como la que se espera. En cierta parte tiene razón, pero eso no significa que les deban la candidatura. Por esa situación, desde el PAN nacional y municipal ya le mandaron a decir que la capital no está sujeta a negociación. Punto. Este afán de Camarillo de querer vender caro su amor es realidad una artimaña para forzar a la dirigente estatal Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández -que es su principal aliada- a que le entregue jugosas candidaturas a presidentes municipales y, sobre todo, a diputados locales. En el PRI saben que la correlación electoral ha cambiado a raíz de la redistritación que impulsó el Instituto Electoral del Estado y por eso es indispensable llevar a los panistas a enfrascarse en una discusión por la capital para, al final, cederla a cambio de otros espacios. Por eso no es extraño que Nancy de la Sierra Arámburo se haya subido a la contienda por la gubernatura de Puebla, a sabiendas que el cuasi candidato es Eduardo Rivera Pérez. Al quedar marginada de la carrera a Casa Aguayo, la segunda opción es la capital poblana. En el PRI saben que difícilmente obtendrán la nominación, pero será el ariete para que todos salgan ganando. Nancy de la Sierra, nos dicen, ya le echó el ojo a la presidencia municipal de San Pedro Cholula -la misma que destruyó su expareja José Juan Espinosa Torres cuando fue alcalde-. La jugada es redonda: Néstor Camarillo logra mayor número de candidaturas, sale fortalecido y de paso le ayuda a la consentida de Alejandro Moreno Cárdenas, alias Alito, a que se lleve una buena tajada del pastel.