El impresentable Gerardo Fernández Noroña vino a Puebla para destapar como las candidatas del Partido del Trabajo a la gubernatura y a la presidencia municipal capitalina, a Lizeth Sánchez García y Nora Merino Escamilla, respectivamente.
Dicho anunció se hizo al más puro estilo priista, ya que Noroña es eso: un priista de clóset. No tenemos nada contra las dos aspirantes, pero que las abandere el patético diputado federal provoca asco y urticaria, además de que seguramente ambas tendrán que remar a contracorriente ahora que ya las saló el loquito argüendero que pega con la derecha y cobra como si fuera de izquierda.
La realidad es que detrás de Lizeth García se encuentra nada más y nada menos que el profesor Alberto Anaya, dirigente nacional del PT, quien al viejo estilo caciquil quiere imponer a su compañera en Puebla aun sabiendo que si el método son las encuesta, está muy lejos de ser elegida por la coalición Morena-PT-Verde. Es por eso que el destape es más una imposición que una lucha por ganar espacios. A la par, la gestión de la petista al frente de la Secretaría de Bienestar estatal ha sido tan irregular que todavía los muertos escondidos en el armario siguen oliendo muy feo. Tampoco se sabe cómo le hará con varios liderazgos en el interior del estado, algunos expresidentes municipales, al dejarlos con una broncota en el tema de viviendas.
El profe Anaya realmente quiere que su pupila sea la abanderada pero al Senado de la República e ir en la primera fórmula, lo que le garantizaría llegar a un escaño incluso perdiendo. En el caso de Nora Merino su aspiración es legítima y mucho ha luchado por ganársela, de ahí que cuando alzó la mano no hubo quien le dijera que no. Todavía le falta mucho tramo por recorrer, pero cuenta con una base social interesante que mantiene viva. En todo caso que por las negociaciones de la coalición no pudiera ser la candidata a la alcaldía de Puebla, ya tiene asegurado un lugar en la lista de abanderados plurinominales a San Lázaro. Así que no la pierda de vista.
LOS ENROQUES
Los cambios en diferentes dependencias anunciados por el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina el viernes pasado son naturales y necesarios en su estrategia para llevar a buen puerto el cierre de la administración estatal. Son movimientos que deben entenderse en un solo sentido: el gobernador es uno y su facultad es rodearse de la gente que necesite para cumplir con las demandas ciudadanas. Son épocas de construcción y acomodos, que nadie se sienta sorprendido. La política es así y es perfectamente entendible.