Todos los aspirantes a la gubernatura, principalmente los de Morena, no deben perder de vista y entender el fondo de las palabras del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien palabras más, palabras menos, les advirtió que, en este momento, no hay nada para nadie, es decir, ninguno puede proclamarse victorioso o el tapado. Tampoco deben confundir las encuestas que difunden a propósito con la posibilidad de que sean electos los coordinadores estatales de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación. Y, para no dejar dudas, los llamó a ceñirse a lo que dicte la dirigencia nacional del partido -que no da un paso sin que sea instruido desde Palacio Nacional–. Allí, dijo el mandatario, se verá quién de verdad está interesado por la entidad y quién persigue intereses mezquinos. Las palabras fueron pronunciadas ni más ni menos que por quien ha garantizado el piso parejo en la contienda. Dicho de otro modo: El dueño del tablero, el árbitro de la contienda, el jefe político de Morena en la entidad. El llamado a la prudencia y serenidad viene acompañado por acciones firmes que demuestran inclusión y romper cualquier tipo de dado cargado. ¿Acaso alguno de los aspirantes que andan muy atrabancados tenían si quiera la posibilidad lograr que la encuesta final para la entidad fuera ampliada a ocho personas, lo que garantiza que todos aquellos con posibilidades reales y aliados de otros partidos sean tomados en cuenta? La respuesta es no. El único que lo logró se llama Sergio Salomón y se apellida Céspedes Peregrina. No hay nadie más. El juego de la sucesión es muy claro: piso parejo, todos a cumplir con las reglas. El golpeteo innecesario, la guerra de números, los mensajes sicilianos no tienen cabida. Es más, son ridículos. Prudencia y más prudencia es el elemento clave que se requiere en esta etapa de la sucesión. Quien lo sepa entender, podrá transitar sin mácula y con un buen bono de credibilidad y solvencia.