En el círculo rojo nadie tiene duda que el principal damnificado de los más recientes escándalos en el Poder Judicial es Héctor Sánchez Sánchez a consecuencia de las pésimas sugerencias de sus asesores. Primero operaron para impedir la difusión de la columna del periodista Álvaro Ramírez Velasco, donde se revela la reunión que sostuvo con emisarios del exgobernador José Antonio Gali Fayad, alias Tony Gali. La justificación utilizada fue la muestra de que no entendieron el mensaje: Sabemos lo que hiciste, de ahí que las imágenes que aparecen son lo de menos. Esa operación mediática también envío un pésimo mensaje hacia el epicentro del poder, ya que más allá de que existiera humildad y se buscara la forma más decente para aclarar la situación, se impuso la censura, aparecieron cómplices operadores y apareció una cuenta apócrifa en Twitter para tergiversar la información. Eso solo lo hace alguien que cree que tiene el poder para salirse con la suya. El caso de Héctor Sánchez no es ese. Luego, vinieron los escándalos del caso Miriam Vázquez y del magistrado Siriako. El primero, un ejemplo de la bestialidad con la que pueden operar las instituciones encargadas de procurar y administrar justicia. El segundo, la evidente protección al viejo amigo del grupo de Tony Gali. Craso error. Lo que viene para el Poder Judicial es una reforma que entrará el primer día del nuevo periodo ordinario de sesiones del Congreso del estado e incluirá mecanismos duro pero necesarios a fin de erradicar la podredumbre que se acumula en las cloacas del Tribunal Superior de Justicia. ¿Puede un magistrado presidente estar al frente de este cambio de régimen al Poder Judicial teniendo a cuestas las sospechas de traición y encubrimiento? No lo creemos. De ahí que Sánchez Sánchez tiene tiempo suficiente para acomodar las cosas y entregar el cargo. De cómo realice la transición dependerá su futuro. Ojalá no se vuelva a equivocar ni vuelva a hacerle caso a sus asesores galicistas y de los medios de comunicación. El caso de los movimientos al interior del TSJ merecen un comentario aparte, pero eso será motivo de una nueva entrega.
MICALCO, LA TUNDA AL APRENDIZ
Rafael Micalco Méndez recibió este martes una de las vapuleadas más célebres de su pobre carrera política. En su habitual conferencia matutina, el gobernador Miguel Barbosa Huerta lo tundió en la medida del peso político del oportunista diputado local del PAN. Palabras más, palabras menos dijo frente a todos que el peso del exdirigente del blanquiazul es tan pequeño que no vale la pena darle atención y, en todo caso, corresponde a los propios panistas escucharlo porque se ve que ni allí le hacen caso. Micalco, en sus sueños de opio, cree que puede ser el candidato a la gubernatura, pero es un mecanismo de presión para buscar la senaduría. Irónico, el mandatario celebró que el panista sea un gran activo político y hasta lo invitó a acudir a Casa Aguayo para dialogar sobre su candidatura. Detrás de esa frase está la burla porque Rafael Micalco sería el mejor activo pero de Morena, ya que su fuerza política no le alcanza ni para ganar la elección de la mesa directiva de su fraccionamiento. Lo peor, sin embargo, vino después. Montado en su camioneta de lujo, el legislador grabó un mensaje en el que demostró su nivel: un arrogante, sin una pizca de inteligencia ni estatura. Ni modo, como dijera el dicho: Con ese ganado nos tocó arar.