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jueves, noviembre 21, 2024

El fracaso del CDE del PAN

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La más reciente sesión del Consejo Estatal del PAN sacó a relucir la profunda crisis que enfrenta dicho partido a raíz de la puesta en marcha de una política sectaria, basada en la soberbia, el hígado y la exclusión. En otras palabras: es la consecuencia del estilo personal de gobernador de Eduardo Rivera Pérez. Resulta que la semana pasada, la dirigente estatal Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández tomó la decisión de poner fin a las reyertas al interior del panismo. El primer y más grande obstáculo es y será encontrar puntos de acuerdo con Genoveva Huerta Villegas, quien representa a la mitad del panismo en el estado. Sabedora que no podía haber mejor coyuntura, la panista ofreció a la exdirigente aprobar sus estados financieros de 2021 como un primer acuerdo de conciliación y unidad. La ruta no era equivocada, ya que bajo es vía es posible que ambos grupos puedan llegar a una solución sobre el incumplimiento del alcalde de Puebla de asignar espacios en la administración municipal a corrientes que no le son afines. Todo marchaba sin problemas hasta que un tipo que dice llamarse Marcos Castro y que cobra como secretario general del CDE del PAN -aunque en realidad es el velador de Lalo Rivera en la dirigencia- boicoteó la apuesta de Augusta Valentina. Temeroso -como lo son todos los empleados del munícipe- por el acuerdo y que eso significara su desplazamiento definitivo de la dirigencia, el empleadillo tiró su veneno en el Palacio Municipal y logró convencer al líder de la manada para que diera la orden de votar en contra el dictamen que avalaba el uso de los recursos de Huerta Villegas. La situación fue tan burda que incluso en el arranque de la sesión del consejo del sábado pasado, Augusta todavía envió un nuevo mensaje de unidad y conciliación sin saber lo que le esperaba. Este boicot de Castro tiene su origen en la pugna que mantienen la presidencia y el secretario general -que lo mismo es una guerra de egos y una lucha por el control hegemónico del partido- desde hace un par de meses, cuando las diferencias entre ambos comenzaron a radicalizarse y la confrontación interna terminó por salir a la luz. Como podrá entender, el único que salió perdiendo fue el partido por dos circunstancias: la conciliación entre los lalistas y los genovevistas cada día se ve más lejos y porque la decisión de rechazar el dictamen obligará al PAN poblano a llevar a cabo una nueva auditoría y todo el proceso que eso conlleva. Mientras no haya un nuevo dictamen que apruebe el Consejo Estatal, el Comité Ejecutivo Nacional retendrá los recursos para la entidad. La situación se complica todavía más, ya que la Comisión de Vigilancia -responsable de avalar en primera instancia el dictamen del ejercicio de recursos- es controlada por Huerta Villegas, de ahí que, si el empleadillo Castro pretende presentar un resultado negativo que busque una sanción, entonces, simplemente será ignorado, lo cual amenaza en convertirse en un juego sin fin. Eso ocurre por la ignorancia de Castro, quien pensaba que boicoteando a Augusta lograría fortalecerse en la dirigencia. Lo peor, los objetivos que se pretendían obtener con esta medida eran negociar la cuenta de Genoveva a cambio de que se desistan de exigir espacios para su grupo en la Comuna y, por otro lado, tener una forma de impulsar la inhabilitación de la exdirigente, una vez que existe la posibilidad de que, por cuota de género, la candidatura a la gubernatura en 2024 sea para una mujer. Insistimos: el PAN es rehén del estilo personal de gobernar de Eduardo Rivera: sin oficio político, basado en el odio, el rencor, la exclusión y el miedo constante a perder poder… sin que se den cuenta que cada día cavan un metro más a su tumba.  

 

Bigotito bailador  

Luego de su rotunda fracaso como operador de la fallida Reforma Eléctrica, Ignacio Mier Velazco se refugió en la estrategia diseñada desde la cúpula de la 4T para culpar a los diputados federales del PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano de traidores a la patria por negarse a avalar la modificación constitucional que presentó el jefe del Ejecutivo federal. A lo lejos, sin pisar la entidad, el coordinador del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara baja participa en cuanto ridículo propone el también ridículo Mario Delgado Carrillo, dirigente nacional del partido guinda. Desde que sufrió el duro revés en San Lázaro, Mier Velazco no había dado la cara tan públicamente como lo hizo ayer durante un festival que organizaron con el fin de seguir con la campaña de odio hacia la oposición. El asunto es que el poblano no destacó por una oratoria contundente, operación estratégica para fortalecer la apuesta sino porque aparecer bailando, tal cual pachuco bailarín, con una militante morenista. Ni modo, eso es lo que hay. 

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