Tiene razón Juan Manuel Vega Rayet al afirmar que el PRI está desfondado y que una buena parte de esa responsabilidad recae en la dirigencia estatal, encabezada por Néstor Camarillo Medina. A eso se debe agregar que los militantes de ese partido han tomado como práctica recurrente saltar a otro barco cuando les conviene. Eso hicieron cuando el marinismo se vino a pique o cuando llegó el morenovallismo. Tras su caída en 2010, el tricolor poblano intentó recomponerse como instituto político, pero el nuevo régimen encabezado por Rafael Moreno Valle que todo compraba, marginaba o perseguía hizo imposible la tarea. El exgobernador contó con el apoyo decidido de priistas connotados como Juan Carlos Lastiri Quirós que abandonó a su partido y candidatos en las elecciones de 2016, pero siguió cerca del poder priista en el lamentable gobierno de Enrique Peña Nieto. El exsubsecretario federal no tuvo los tamaños ni el crecimiento político que se pensaba para convertirse en el hombre fuerte del priismo. Por eso, simplemente decidió encandilar a otros, mientras él seguía cobrando sus jugosos cheques a costa del erario. Eran los enemigos en casa. Después, los priistas fueron los encargados de hacerle el trabajo sucio a Martha Erika Alonso Hidalgo en la campaña de 2018. El botín obtenido era jugoso y les permitía recuperarse de las épocas de vacas de flacas. Hoy existe otro tipo de desbanda en el tricolor. Hay priistas que están metidos de cuerpo completo en los equipos de operadores del senador Alejandro Armenta Mier y el diputado federal Moisés Ignacio Mier Velazco. Ambos conocen muy bien las tripas de su antiguo partido, además de que saben cómo seducir a los liderazgos desperdigados por toda la entidad y que estuvieron en la orfandad por más de una década. Las condiciones también han cambiado radicalmente en el estado y eso facilita la cosecha de cuadros. ¿Qué quedará en el PRI después de esta etapa? La verdadera militancia que quieren que su partido siga vivo y pujante. El riesgo que corre es que Néstor Camarillo eche todo por la borda por su evidente falta de oficio e inmadurez política. Hoy ya no existen enemigos al interior del PRI. Los que se fueron o están por irse lo harán públicamente. De ahí que el trabajo de contención se antoja difícil para un dirigente estatal inexperto, lo cual también es una buena noticia porque los priistas con auténtico oficio político y conocedores serán los que llenen los espacios.
AUNQUE USTED NO LO CREA
“Rompamos el pacto. Que el #8M nos siga convocando, pero que el anhelo de una vida libre de violencia nos motive a transformar nuestra realidad. Gracias a todas y todos los que me escucharon hoy en el Foro: La Violencia como Fracaso de la Masculinidad. #MujerTransformadora”. Con esas bellas palabras, Claudia Rivera Vivanco difundió su participación en dicho foro en el que apareció con su pañuelo verde y una blusa morada del 8-M. El problema es que la morenista fue sancionada por el Tribunal Electoral del Estado de Puebla por incurrir en violencia simbólica, psicológica, política, económica y de género en contra de su exconsejera jurídica Yasmín Flores Hernández, y debe ser inscrita en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género. ¿Rompamos el pacto?
