Al interior del sector ultraderechista que anida en el Palacio Municipal existe cada vez más un cansancio en contra de la presidenta del Comité Directivo Estatal del PAN, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, por los continuos errores, tropiezos y dislates en que ha incurrido. Todo este caudal de malos pasos se suma a las torpezas mayores que se cometen todos los días en el Ayuntamiento de Puebla, en donde existe una sola directriz: el negocio antes que la política. Al interior de la dirigencia estatal también existe una abierta guerra entre Augusta y un tipo de dice llamarse Marcos Castro Martínez, la verdadera mano derecha del timorato Eduardo Rivera Pérez, por el control de las prerrogativas, la estructura y espacios disponibles. Una muestra de que
Augusta ha sido hecha a un lado fue la decisión de Santiago Creel Miranda de designar a Marcos Castro como su coordinador en Puebla. Esa decisión, obviamente, fue previamente consultada con el alcalde de Puebla, quien dio su aval previo acatamiento de la instrucción que le dieron desde el Comité Ejecutivo Nacional panista. A raíz de que montó un video contra del Programa de Verificación Vehicular, un sector panista reprobó de inmediato la jugada. En sus grupos de WhatsApp dieron rienda suelta a su enojo bajo la consigna de que no hay necesidad de pelearse con el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina si había una mano tendida para caminar en concordia. Hace unos días, un columnista, al que bautizaron como El Tibio, escribió que está lista la salida de Díaz de Rivera Hernández. No sabemos si sea real o no, pero de que hay enojo y hartazgo contra la dirigente estatal, eso ni lo dude.
NATALE, UN BARCO A LA DERIVA
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, mostró una vez más el músculo político al sumar a su a proyecto a dos de las tres fuerzas que coexisten al interior del Partido Verde, encabezadas por Arturo Escobar y Vega y Manuel Velasco Coello. La reunión con los integrantes de las bancadas de la Cámara de Diputados y Senadores -ampliamente promocionada por los legisladores verdes- permitió entender que la cargada a favor de la corcholata favorita de Palacio Nacional está en su punto. Esta adhesión dejó a la deriva al grupo de Jorge Emilio González, mejor conocido como el Niño Verde, el junior que por años ha vivido de la ubre de ese partido político. Este aislamiento golpea directamente al junior poblano Juan Carlos Natale López -quien hace no mucho presumía ser el sobrino consentido del tío bailarín y cantante- que, de un día para otro, se convirtió en el valet del canciller Marcelo Ebrard Casaubón. ¿Qué cuentas rendirá ahora el impresentable de Natale ante el secretario de Relaciones Exteriores, ya que una de las cosas que más presumía era el respaldo de la bancada de diputados federales del verde, a la cual pertenece? Natale López, por cierto, se hace llamar el operador de lujo del canciller en Puebla y no ha dejado de buscar a directores de medios y reporteros, a quienes le pide apoyo para la difusión de las actividades del desconocido grupo de promotores de Ebrard, con la promesa de “cuando lleguemos, las puertas del cielo serán abiertas”. Después de la reunión de Claudia Sheinbaum todo indica que las únicas puertas que se le abrirán a Natale son las del purgatorio.