La única mujer de la contienda interna de Morena es Claudia Sheinbaum Pardo, la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México. Ella lo ha venido subrayando en sus discursos, en más de 100 ciudades, en las asambleas de estos más de 60 días de recorridos por el país.
Tal vez estaría de más recordarlo, pero no, porque sin que haya expresado una sola queja, ha sido el principal blanco de las descalificaciones de sus adversarios internos —aunque ella prefiere considerarlos compañeros—, como también de otros personajes, hombres y mujeres, de la vida pública.
Claudia ha tenido respuestas inteligentes y elegantes a los denuestos. El más recurrente cuestiona que no será ella quien gobierne del todo, sino que estará detrás el actual presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Esa pregunta (planteamiento) no me lo harían si fuera hombre”, ha contestado con firmeza, a pesar de que bien podría dejar pasar ese tipo de provocaciones.
De las otras trincheras de las llamadas corcholatas, Sheinbaum ha recibido ataques velados, disfrazados, directos y mucha, pero mucha, artillería de guerra sucia.
Ni ella ni su equipo han salido con argumentos lacrimógenos a quejarse.
No han perdido el tiempo en victimizarse.
No han llamado la atención con el cuento de “pobre de mí, miren cuánto me atacan”.
En su cuartel no se han vestido de damnificados.
Los políticamente incorrectos de mi generación diríamos, en buen vulgo, Claudia ni los suyos andan de chillones.
Hace unas semanas, el excanciller Marcelo Luis Ebrard Casaubon salió a quejarse de ella.
La acusó de mucho, sin presentar pruebas. Embarró a todos. Sin embargo, advirtió que no se irá del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
En Puebla, el representante de Ebrard, el diputado federal Juan Carlos Natale López, descalificó a Sheinbaum de la manera más vil y abyecta, por su apellido, dejando ver las reminiscencias xenófobas y clasistas.
Dijo, palabras más, palabras menos, que no sería bienvenida entre la gente, porque ni siquiera “puede (la gente) pronunciar” su apellido.
Del lado de Claudia Sheinbaum nadie dijo nada. El silencio fue la mejor respuesta a la bajeza.
Y así, con la guerra sucia que dirigieron en su contra, desde todos los otros cuarteles que encabezan varones.
Sí, por eso es importante subrayar que es la única mujer en la contienda y que los huracanes que le enviaron con vileza no la hicieron retroceder. Ni siquiera la despeinaron.
Claudia Sheinbaum es también la única de la contienda morenista que siguió al pie de la letra la recomendación de Andrés Manuel, de ir al encuentro con la gente y gastar suela.
Cuando este fin de semana termine el tiempo de recorridos, los 70 días pactados antes de la encuesta, Sheinbaum Pardo habrá recorrido el país dos veces, más de 50 mil kilómetros, más de 100 ciudades.
Ganará la encuesta.