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viernes, noviembre 22, 2024

Mier, confesiones y arenas movedizas

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En su desbocada carrera por conseguir una artificial exculpación de la investigación que lo involucra por lavado de dinero y otros delitos federales, el diputado federal Moisés Ignacio Mier Velazco ha venido, en cada entrevista que da, en cada tuit que publica y hasta en los silencios que hace, ofreciendo confesiones involuntarias y exhibiendo más y más que, efectivamente, es un protagonista de esa trama. 

Así lo ha desnudado la investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), cuyo titular, Pablo Gómez Álvarez, confirmó con contundencia este viernes, junto con un “extrañamiento”, figura jurídicamente inexistente desde su posición, al fiscal General del Estado (FGE) de Puebla, por supuestamente haber filtrado el documento que es real, que está vigente y que representa un proceso judicial en desarrollo. 

Así de claro lo dijo Álvarez en un documento que fue citado en un boletín de la UIF, que pareció casi en sincronía con un tuit de Mier, en el que lanza amenazas. 

Moisés Ignacio había sugerido hace dos semanas que la indagatoria de la UIF era falsa, un “circo”, y, de paso, arremetió contra Víctor Hugo Arteaga, sin arrobarlo, uno de los autores, junto con Néstor Ojeda, del reportaje que sacó toda la trama de lavado y operaciones con recursos de procedencia ilícita a la luz. 

“Con relación (sic) al circo que armaron los 3 cochinitos mi respuesta es simple: pregunten a la UIF y a la FGE Puebla si es verdad la muy “profesional” investigación que hizo el ‘reportero’ (sic) Víctor Arteaga. Mientras aquí dejo este documento que me dió (sic) el más chiquito de los 3”, redactó con torpeza y faltas de ortografía más de 15 horas después de la revelación periodística. 

Luego, su socio político y presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Morena, Mario Martín Delgado Carrillo, atribuyó la acusación y la investigación “a mentiras de la oposición, una guerra sucia” por el buen desempeño -eso sí que es falso y fácilmente demostrable– del coordinador de los diputados federales morenistas. 

“Es guerra sucia, no le queda de otra a la oposición más que inventar este tipo de mentiras ¿por qué ahora contra Nacho Mier?, bueno está enojada la oposición porque él conduce de manera impecable a nuestra bancada”, dijo en su conferencia de prensa también del 16 de mayo. 

Por cierto que Mario Martín ahora ha evitado publicar en sus redes sociales fotos en las que Moisés aparezca en primer plano y a su lado, a pesar de que este fin de semana realizaron giras juntos a algunos de los estados que tendrán elecciones el próximo domingo. No lo vemos de la mano (es metáfora) o abrazando al poblano, como antes. Se llama prevención. 

Luego, el Diario Cambio, del que es copropietario, acusó al diputado local priísta Jorge Estefan Chidiac y al senador del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Alejandro Armenta, de “armar” la investigación para dañar a Mier. 

Vino después ese fin de semana, cuando Mier tuvo un silencio largo, incluso después de la aprehensión de su socio, Arturo N., en la ciudad de México, el sábado 21 de mayo en la tarde. 

Fue hasta más de 24 horas después que se solidarizó, también en un tuit, con el empresario de medios que tiene 41 por ciento de la propiedad del Diario Cambio, de la que el diputado federal tiene 34 por ciento.  

“La amistad es un valor preciado, a los amigos no se les juzga, ni se les abandona, se les acompaña en sus trances más difíciles e injustos. Respeto el libre albedrío, por eso mi solidaridad con Arturo Rueda. (@Nigromanterueda)”. 

Llegó el lunes 22 de mayo, con una entrevista con la periodista Carmen Aristegui, en la que Mier volvió a acusar que la investigación de la UIF se trataba de un asunto armado y repitió la bajeza de utilizar el asesinato de la activista Cecilia Monzón para intentar desviar la atención. 

El viernes la contundente carta de Pablo Gómez, titular de la UIF, da fe de que la investigación es real, seria, sustentada y profunda. 

También confirmó que existen, efectivamente, denuncias penales contra los responsables de haber presuntamente cometido al menos tres delitos federales y que en la trama sí está mencionado Moisés Ignacio Mier Velazco. 

Va acompañada de un extrañamiento que deberá contentar la FGE, aunque no hay un sustento jurídico para hacerlo en las herramientas institucionales de la UIF. 

La narrativa argumentativa del mismo Moisés lo exhibe como un reiterado tergiversador de la información; anda sobre arenas movedizas con lengua muy precoz. Ahí están, para quien lo quiera checar, cada palabra, en cada grabación, en cada entrevista, en cada tuit. 

Daría la impresión de que Gómez concedió ese “extrañamiento” a Mier, quien involucró a otros en su afán de salvarse, en función de sus propias declaraciones. 

Eso, específicamente, lo hizo ver Ricardo Monreal, quien pidió una “tregua”, ojo, porque “creo que las partes involucradas o que él (Ignacio Mier) ha involucrado o que él ha referido son valiosos para el movimiento”, dijo el coordinador de los senadores este sábado en Puebla, sin que haya exculpado a su correligionario. Al contrario, subrayó que la ley y la justicia deberán dirimir el caso. 

Y volvemos a Pablo Gómez, titular de la UIF, parlamentario y político de muchos recursos y amplísima experiencia. 

Concede el ex líder del movimiento estudiantil de 1968 el “extrañamiento”, pero no exculpa a Mier Velazco. 

Al contrario, exhibe finalmente, sin dudas y sin dubitaciones, dos semanas después de que se conoció el caso, que la investigación es sólida, al igual que las denuncias penales, y que sí está involucrado el diputado federal. 

Pablo le deja, con la maña que lo caracteriza, una daga profundamente incrustada, por donde más le sangrará a Mier Velazco, en la herida todavía abierta de sus mentiras. 

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