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jueves, noviembre 21, 2024

El laberinto del PRIAN

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Con un método que resulta un galimatías y termina en algo muy parecido a un laberinto, los dirigentes de los partidos de oposición, la cúpula plutocrática y las manos visibles de los poderes fácticos, dieron el banderazo de salida a la temporada electoral interna. 

Se trata del arranque de un proceso de simulación que terminará con una designación vertical de quien será su candidato o candidata a la Presidencia de la República, que enfrentará a la casi segura abanderada (o muy improbable abanderado) de Morena en 2024. 

La fórmula, que fue presentada este lunes en un acto en el que intentaron lucirse, con discursos estridentes y bravucones los presidentes nacionales del PRI, PAN y PRD, es confusa y además es una evidente versión revolcada, con muchos añadidos, de la propuesta esencial morenista, que definió el presidente Andrés Manuel López Obrador. El procedimiento de la oposición, tampoco, hay que decirlo, puede presumir su “hechura democrática”. 

Los opositores pretenden también que en septiembre prácticamente esté definido el abanderado o abanderada, muy cerca de la fecha del 6 de ese mes patrio, en el que se ungirá formalmente a la candidata a la Presidencia del Movimiento Regeneración Nacional (Morena). 

A pesar de lo que gritaron en alocuciones llenas de adjetivos, los opositores Rafael Alejandro Moreno Cárdenas (PRI) y Marko Antonio Cortés Mendoza (PAN) —y uno más que no vale la pena mencionar, de un partido casi desaparecido—, su método tampoco cumple con las normas ni los tiempos formales electorales. En eso son muy similares. 

El esquema de selección prianista (con PRD de cola) es de muchas formas un fusil del morenista, pero con sus adornos, para dar la apariencia de que es distinto. 

En esencia habrá encuestas. También recorridos disfrazados de foros regionales. 

Se tocará base también en un ejercicio directo (en Morena será una especie de “urna simulada” y en la oposición “consulta”). 

De todo ello habrá un puntaje específico, por cada rubro y, al final, una evaluación definitoria. 

Para el caso de los opositores hay tres etapas. Hay asimismo condicionantes para conseguir el registro. 

Pero al término de todo eso, solamente tres personajes estarán en el concurso o la disputa de la candidatura presidencial del bloque antimorena, que ahora se ha autodenominado Frente Amplio Opositor. 

El nombre mismo ya es un plagio a lo que originalmente en 1988 se llamó Frente Democrático Nacional, que integró la Corriente Crítica del PRI, que terminó por abandonar al tricolor y las fuerzas políticas, casi todas incipientes y dispersas, de la izquierda del país. 

También es un burdo casi copy-paste del nombre de Frente Amplio Progresista, que fue creado como una coalición legislativa y de gobierno, de los partidos que habían apoyado a Andrés Manuel López Obrador, y que fue fundado después del fraude calderonista de 2006. 

En resumen, el método del PRIAN plantea reglas para elegir al “Responsable de la construcción del Frente Amplio por México”, o sea, un precandidato o precandidata con otro nombre. Como en Morena, que se elegirá a la coordinadora (o casi imposible coordinador) nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación (4T). 

Divide en tres fases el proceso que comienza el 4 de julio, cuando se registrarán los concursantes o aspirantes, que presenten 150 mil firmas. 

Luego vendrán el primer “sondeo” que dará como resultado una terna. Esos tres participarán en cinco foros regionales y “nueva consulta”. Se supone que el ganador o ganadora se dará a conocer el 3 de septiembre. Eso entendimos. 

Muchas dudas quedaron, sobre todo a los concursantes o aspirantes: ¿Los apoyos pueden ser digitales? ¿Quién los verifica? ¿Quiénes harán los “sondeos”? 

¿Por sondeos se debe entender encuesta? ¿Quién financia? ¿Quién arbitra el concurso (perdón proceso)? 

Bienvenidos al laberinto prianista. 

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