Cuando en una misma oración sobre ti, el presidente de la República utiliza, en tono de reproche, las palabras y frases “corrupción, desterrar la corrupción, combatir la corrupción en todas sus expresiones”, las cosas no van nada bien ni en tu casa, ni en tu vida política y pública.
Y van mucho peor, si es la segunda ocasión que en su conferencia matutina, Andrés Manuel López Obrador descalifica, con matices, pero al fin y al cabo reprueba, el comportamiento de quien presumió con falacias ser “el legislador más cercano a AMLO”.
Eso ha pasado ya y dos veces a Moisés Ignacio Mier Velazco, el derrotado aspirante en la interna de Morena por la candidatura a gobernador.
Esta más reciente ocasión, el presidente desautorizó, con contundencia aunque entre líneas, el nepotismo que, a toda costa y a todo costo, Moisés ejerce para imponer a sus hijos, Carlos Ignacio Mier Bañuelos, alcalde de Tecamachalco, en una diputación federal, y a la legisladora local Daniela Mier Bañuelos, en la elección consecutiva plurinominal en el Congreso de Puebla.
Es estridente, inmoral, pero sobre todo impúdico, que Moisés mueva los hilos para que sus hijos alcancen posiciones, tengan o no merecimientos que, en este caso -y ese debate lo podemos tener luego-son mínimos, por no decir minúsculos, para esas aspiraciones.
El viernes 16 de febrero, el reportero de La Vanguardia, de Veracruz, hizo el planteamiento directo al presidente: “usted se ha manifestado en contra del influyentísimo para acceder a cargos de poder; sin embargo, hay prácticas, esta práctica continúa. Por ejemplo, le puede decir de Nacho Mier, el diputado federal, quien en este sentido en 2021 hizo a su hijo presidente municipal y a su hija diputada plurinominal, quien usted también está abogando porque se acaben estos diputados plurinominales…”
La respuesta del presidente pareciera, en primer momento, un intento de evasión, pero luego viene un juicio moral cargado de reprobación a Moisés Ignacio:
“En el primer caso porque se trata de un asunto político-electoral y no podemos hablar mucho de eso. Sí decir que la política es un imperativo ético y que es un noble oficio, y que para ejercer la política, como para ejercer el periodismo, se requiere de principios, de ideales, de honestidad. Eso es lo que puedo decir.
“Y también agregar que el principal problema del país era, digo, la corrupción; que sigue habiendo, pero ya no es el principal problema. Entonces, que hay que combatir la corrupción en todas sus expresiones, hay que desterrar la corrupción, hay que purificar la vida pública del país”, respondió el presidente López Obrador.
Moisés Ignacio prometió candidaturas a muchos. En su discurso de aceptación de la derrota en su aspiración a la gubernatura, se atrevió a decir “conmigo nadie pierde”, en alusión de que sus seguidores alcanzarían postulaciones.
No ha sido así. Es más, abandonó a su suerte a muchos, salvo a los de su familia. A sus hijos los ampara, incluso a pesar de que el presidente de la República lo considera una inmoralidad.
Tampoco es la primera vez que el diputado federal y aspirante a senador recibe un regaño público desde Palacio Nacional.
El 22 de agosto de 2023, unos días antes de la definición de Morena sobre la gubernatura, que ganó con total contundencia Alejandro Armenta, el presidente López Obrador descalificó la promoción obscena de Moisés Ignacio en espectaculares que consideró “ilegal”.
El de Tecamachalco no entendió.
Sigue sin entender.
Si a los 63 años no has madurado políticamente, esa es una aspiración que ya nunca llegará.