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jueves, noviembre 21, 2024

Zombies, huehues o precandidatos (Fisiología de la Babosa)

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El uso excesivo de gomitas con cannabis entre los aspirantes a algún cargo de elección popular ha empezado a generar estragos.

Los síntomas no mienten.

He visto a varios adictos a las candidaturas —cualquiera que ésta sea— deambular como los célebres zombies de la avenida Kensington, en Filadelfia.

Es decir: con la mirada perdida, una sonrisa que parece mueca, un micrófono en la mano y una frase hecha que le sirve de slogan: “Ya le toca a una mujer”.

O: “Es el tiempo de los jóvenes”.

O: “Somos el futuro de la patria”.

Durante semanas, todos los días los padecimos en las redes sociales con la tenacidad de una plaga de árboles conocida como “mosco blanco”.

Zumbaban en nuestros oídos sin importar horarios.

Y más: convencidos de que ganarían las encuestas.

Cada vez que uno se atrevía a disentir de ellos y a asegurar que la decisión no los favorecería, tronaban el chicote —al estilo de los huehues— y descalificaban, en este caso, mi columna.

Eran tan persistentes estos zombies que hubo noches de insomnio en que llegué a creerles.

(Sólo un adicto a las drogas se empecina tanto en algo inexistente).

A unas horas de que se diera a conocer la decisión, los huehues o zombies o precandidatos entraron en un extraño éxtasis junto con sus matraqueros.

Y es que empezaron a dar por hecho —con la respiración agitada de quien no se ha metido gomitas durante horas— que ya tenían en la bolsa la candidatura anhelada.

(Sea cual fuera dicha candidatura. Léase: regiduría, alcaldía, diputación local, diputación federal, presidencia auxiliar).

Una vez que trascendieron los primeros resultados, pasaron a tener los siguientes síntomas:

Negación, ansiedad, pánico, paranoia, mareos, debilidad, dificultades para hablar, falta de coordinación, exceso de sueño, apnea, problemas cardiacos y alteración en la percepción.

(Un cuadro similar al de los adictos cuando son víctimas de una sobredosis o intoxicación por gomitas).

Y como los zombies de Kensington o los huehues de Huauchinango, nuestros personajes empezaron a deambular con la mirada perdida, una sonrisa que parece mueca, un micrófono en la mano y una frase hecha que le sirve de consuelo: “Felicito al licenciado Fulano de Tal por su designación y me felicito a mí por seguir creyendo en la democracia”.

Ya volverán cuando se publiquen las siguientes convocatorias a cualquier cargo de elección popular.

Queda clarísimo: 

La marihuana, como la adicción, al poder: no mata, sólo apendeja.

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