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jueves, noviembre 21, 2024

Una víctima doblemente revictimizada

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Lo peor que puede haber en la vida es que la víctima de un ataque brutal sea revictimizada por quienes dicen defenderla.

Esto le pasó a la brillante saxofonista oaxaqueña María Elena Ríos, Malena, quien vino a Puebla por invitación de la diputada Aurora Sierra a ser testigo de honor de una ley que coloquialmente ya es conocida como Ley Malena.

Hay quienes hasta eso le quieren robar y le llaman Ley Ácida.

El sólo nombre es otra ofensa para María Elena, pues en septiembre de 2019 fue quemada precisamente con ácido por un miserable enviado por otro miserable: el exdiputado Juan Antonio Vera, su expareja.

Llamar Ley Ácida a la Ley Malena es una revictimización más.

Es como pretender llamar Ley Pack a la Ley Olimpia.

(Cosa curiosa: sólo en Puebla la Ley Olimpia no se llama así. Se llama Ley Pack. Qué triste honor. La Ley Malena ha seguido el mismo triste camino, pues también le han quitado el nombre de la víctima emblemática).

Malena, por cierto, reconoció este 8 de marzo, en San Andrés Cholula, el mérito que tuvo la diputada Aurora Sierra en una conferencia a la que no fue invitada, pese a ser representante popular por esa región.

En ausencia de ésta, Malena reconoció su labor y dijo que de forma muy inteligente realizó mesas de estudio con especialistas para armar el camino de una iniciativa de ley que fue aprobada hace unos días en el Congreso del estado.

Y cuando todo parecía ir muy bien, vino el pastelazo en forma de aplauso inhibidor —lo más cercano que hay a un acto de censura.

Me explico.

Malena agradecía desde las galerías, y sin micrófono alguno, a los diputados que habían aprobado dicha ley, cuando fue reconvenida desde la Presidencia de la Mesa Directiva.

El argumento es que con su participación se estaba violando la inmaculada norma legislativa.

Malena siguió hablando.

Fue entonces cuando varios diputados —de todos los partidos— aplaudieron para callarla.

Así como lo lee el hipócrita lector.

La víctima, sí, estaba siendo revictimizada una vez más.

Con un poco de sentido común y una dosis, aunque fuera pequeña, de humanidad, Malena debió haber sido invitada a enviar un mensaje desde la mismísima tribuna.

Pero eso es pedirle una docena de peras a un olmo que está harto de dar sombra.

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