Javier Negre, el nuevo fichaje de Ricardo Salinas Pliego, escribió el 2 de noviembre —a unas horas de la ejecución de Carlos Manzo— un tuit que lo dibuja enteramente: “México sólo podrá salir de este narcogobierno con violencia, la ayuda de Estados Unidos y la rebelión del pueblo”.

Negre es un matón de barrio que tuvo que salir de España, su tierra, una vez que las denuncias por las más diversas causas se acumularon en los tribunales.

Se fue entonces a Argentina, donde sedujo a un tipo que no recibió abrazos de sus padres a los seis años de edad: Javier Milei.

(Con las mismas armas sedujo a Salinas Pliego. Ya se ve de qué están hechos los romances de Negre. ¿Qué une a los tres? Cierto grado de psicopatía y esquizofrenia, y un afán enfermizo de notoriedad).

Patrocinado por el todavía dueño de Televisión Azteca, este personaje ha empezado una guerra vulgar en contra de la presidenta Claudia Sheinbaum, a quien llena de epítetos cada dos segundos.

(Me asombra que gente que yo creía medianamente inteligente le compra sus bulos en forma de croquetas).

En España, el tipo —al que Pablo Iglesias ha calificado de analfabeto y sabandija— publicó un reportaje inventado con una de las víctimas del denominado “Asesino de Cuenca”, a quien acosó para que le diera una entrevista que jamás le dio.

Eso no importó.

El impostor la publicó como si lo hubiese hecho en el diario El Mundo, donde trabajó diez años.

El diario y él fueron denunciados y obligados a pagar una multa millonario.

Para entonces, Javier Negre exhibía su amistad con neonazis y dirigentes de VOX: ese partido español que anda en la órbita de la ultraderecha mundial.

¿Qué más hacía Negre en esos años?

Acosaba, cámara en mano, a menores de edad, inmigrantes, víctimas de abuso y personas con discapacidad.

(Debo admitir que vomité un par de veces mientras escribía estas líneas. Y es que vi los ‘documentales’ de esta escoria, en los que se burla de los arriba citados. Literal: es un nazi con cámara y micrófono).

En uno de sus programas, por cierto, aparece una amiga suya: “La nueva musa del fascismo” —así se hace llamar— con una esvástica (símbolo nazi) colgada en la pared.

Cuando todavía no salía corriendo de España para refugiarse en los brazos de Milei, Negre era tertuliano en los platós de los programas de las televisoras españolas, donde hacía gala de sus atributos nazis y de esa vulgaridad que sedujo a Salinas Pliego.

En uno de esos platós —el de Risto Mejide—, se generó una polémica que culminó con su salida.

Al toparse en otro plató, la polémica se armó al instante.

Una polémica cuajada de vulgaridades y otras lindezas.

Harto de las palabrejas de Negre, Risto cerró con una frase lapidaria: “Habló de putas ‘La Tacones’”.

Cierro.

Este personaje —que ataca todo el tiempo en sus espacios a la presidenta Sheinbaum con toda clase de bajezas— se autodenomina ‘periodista constitucionalista’.

Otra vez cito a Pablo Iglesias para definirlo: “Es homófobo, misógino, defraudador y psicópata”.

Y más.

Muchas cosas más.

Nota bene: aquellos que idolatran a Salinas Pliego, y que creen en su causa, están a tiempo de replantearse su adicción.

Después será demasiado tarde.