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miércoles, abril 24, 2024

Los Esfínteres de los Politólogos (Claudia Rivera Revisitada)

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Si los sesudos analistas que hay en Puebla hubiesen acertado en sus recurrentes y equivocados pronósticos, Claudia Rivera sería una alcaldesa en campaña con todo el apoyo de Palacio Nacional y con el control absoluto del Congreso del Estado.

Siempre según los pronósticos fallidos de estos sedicentes politólogos, desde ahí estaría cogobernando el estado, una vez que Miguel Barbosa Huerta estaría acotado por el presidente López Obrador.

El escenario sería brutal:

Todo lo decidiría ella, incluso el presupuesto de la administración estatal, y estaría en Palacio Nacional cuando menos dos veces por semana desayunando chilaquiles, frijoles y queques.

Las fotos de ella con el presidente serían contundentes y dejarían en claro de qué lado masca la iguana.

Incluso, el presidente la llenaría de elogios en cada visita a Puebla y la tendría siempre a su lado.

¿Qué pasó?

Exactamente lo contrario.

Claudia perdió, jamás tuvo la cercanía que presumió, no controla ni los esfínteres de los sesudos analistas y sólo desayuna queques, pero en la soledad de su penthouse de lujo.

Estos personajes se equivocan tan seguido que dan pena ajena.

Todos sus pronósticos les salen mal por una razón de peso:

Sus análisis los basan en corazonadas o filtraciones de otros perdedores como Claudia.

(Esos que no asimilan sus persistentes derrotas).

Y así no se puede analizar la realidad política.

Cada vez que los leo me dan ternura.

Los imagino saliendo de sus madrigueras con los análisis bajo el brazo y enviándoselos —para su aprobación— a los príncipes charros que los regentean.

¡Ternuritas!

 

 

Un Suplemento para don Pedro. Este martes se cumplirán cuatro años de la muerte de don Pedro Ángel Palou Pérez, gran cronista poblano nacido en Orizaba, Veracruz.

En su momento, don Pedro fue un gran solitario en los círculos políticos de Puebla.

Y es que no tenía interlocutores de su estatura.

Dictaba cátedra, pero no tenía con quién conversar.

Sus amigos estaban en otros lados.

Uno de ellos, gran amigo de la infancia, fue Salvador Elizondo, el genial autor de Farabeuf, quien no lo olvidó en sus diarios de escritor. De él hablamos una tarde en un auto en Guadalajara, antes de que presentáramos, junto con Miguel Maldonado, un libro de David Villanueva.

Tenía frescos los recuerdos de su amigo.

Quedamos de hacer una entrevista sobre Elizondo.

Nunca la concretamos.

El 11 de enero de 2018, día en que murió don Pedro, sentí una tristeza real, de ésas que se sienten cuando un ser muy querido se va de nuestras vidas.

Cuando supe de su muerte, pensé en mi padre, dos años mayor que él, quien en su momento participó en un taller de historia con el Palou mayor.

La mañana del sábado 13 de enero de 2018, estando frente a su féretro en Valle de los Ángeles, abracé a doña Victoria —su esposa—, a Pedro y a Javier con una tristeza auténtica.

(Hay tristezas más falsas que un billete de 35 pesos).

Me quedo con las líneas del poeta Miguel Maldonado que hablan de que el mayor de los Palou inventó Puebla y la batalla del 5 de mayo. Cierto: ya existían, pero don Pedro las inventó y las puso a rodar por el mundo.

Éste también inventó la amistad literaria en nuestros rumbos: una amistad generosa bañada de giros, matices y texturas.

Para recordarlo, Hipócrita Lector publicará un suplemento especial con fotografías y escritos, entre otros, de Javier Palou, Pedro Mauro Ramos —su biógrafo— y Juan Gerardo Sampedro.

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