Era el 24 de diciembre de 2018.
El presidente López Obrador leía en un rincón de su casa de Tlalpan un escrito del historiador Agustín Rivera sobre la muerte de Maximiliano.
Un escrito acerca de Maximiliano tendido sobre una mesa rústica totalmente desnudo.
El presidente Juárez (acompañado de Lerdo de Tejada) pidió ver el cadáver de su enemigo a solas.
La orden fue concedida justo a las doce de la noche.
Juárez entró al lugar en la oscuridad, sin que nadie lo viera, y revisó el cuerpo desnudo del emperador de México.
Revisó las largas piernas, los dedos fríos, el vientre delgado, la barba rubia (pelirroja), la enorme frente, los ojos bien cerrados.
Revisó también las orejas y el pene flácido.
(El vello púbico también era de un color rojizo).
Con la mano derecha, dice el historiador Rivera, el presidente midió el cadáver desde la cabeza hasta los pies, y le comentó a Lerdo: “Era alto este hombre; pero no tenía buen cuerpo: tenía las piernas muy largas y desproporcionadas”.
Lerdo seguramente asintió con la cabeza, aunque el historiador no lo dice.
Juárez siguió con el ritual de humillación, y agregó: “No tenía talento, porque, aunque la frente parece espaciosa, es por la calvicie”.
Lerdo prefirió no decir palabra.
Rivera narró entonces que la orden de Juárez fue que pusieran las piernas por delante a la hora de meterlo al pequeño féretro.
Y aunque el historiador no lo dice (lo cuentan otros), las piernas del emperador fueron serruchadas para que cupiera.
López Obrador soltó una carcajada furiosa y caminó hacia donde Beatriz, su esposa,
preparaba la mesa en la que celebrarían la Navidad.
—¡Juárez era un gigante! —exclamó el presidente entre las risas de ella.
En ese momento, un auxiliar moreno, de casquete corto, casi a la brush, entró a la casa con una noticia: el senador Moreno Valle acababa de morir en un accidente aéreo.
López Obrador pidió que le repitieran el parte.
El militar vestido de civil lo hizo de nuevo y asentó
que con él también había fallecido la gobernadora de Puebla.
Beatriz palideció y musitó algo.
El presidente la vio de reojo, respiró profundo y dijo como en un grito: ¡Quiero ver el cuerpo de Moreno Valle!
*
El senador Rafael Moreno Valle y la gobernadora Martha Érika Alonso preparaban todo para ir a comer a la casa de los padres del primero, en las Lomas de Chapultepec.
Rafael había insistido en que viajaran a bordo del poderoso Agusta negro, el Ferrari de los helicópteros, propiedad del gobierno del estado. La gobernadora no estuvo de acuerdo porque era un doble vuelo de tipo personal. No quería violar el menor de los preceptos administrativos. Vía telefónica le había pedido a Eduardo Tovilla, secretario de Finanzas, que contratara un helicóptero con los hermanos Torre Mendoza, dueños de Servicios Aéreos del Altiplano. El Agusta elegido fue el que normalmente usaba el senador. Incluso se decía que el aparato era en realidad propiedad de Moreno Valle.
La gobernadora salió de su casa de Las Fuentes hacia el Triángulo de Las Ánimas, donde sostendría un par de reuniones rápidas. Había insistido en mudarse a Casa Puebla hasta enero de 2019. “No me voy a llevar nada de mi casa. Sólo mi ropa, corazón”, le había dicho días atrás a su mamá.
El senador se quedó en su casa. Estaba de excelente humor. Sus abogados le habían dicho que los tres recursos de inconstitucionalidad promovidos por iniciativa suya marchaban muy bien. Recibió a un par de amigos suyos en su despacho. Brindaron por la Navidad con agua Perrier. Luego se despidieron con el mayor de los optimismos. Más tarde alcanzó a su esposa en unas oficinas del Triángulo. Un auxiliar le informó que el helicóptero Agusta
Westland AW1095 Grand, matrícula XA–BON, había llegado primero a la casa del exdiputado
priista José Chedraui, en avenida Hermanos Serdán, y que ya estaba en el helipuerto del Triángulo.
—Muy bien, señora gobernadora: ¿Cuál es el plan? —preguntó el senador cuando ella terminó sus reuniones.
—(Risas). Comemos con tus papás y luego nos regresamos a cenar con mi mamá a La Calera.
—¿Cómo te fue en tus reuniones?
—Muy bien. Vino Michel Chaín y acordamos varios temas sobre Medio Ambiente. Por cierto: me hablaron de parte de Olga Sánchez Cordero. Quieren que vaya a Gobernación la primera semana de enero.
A la charla salió el nombre de Esteban Moctezuma, secretario de Educación Pública del gobierno de López Obrador.
—Me dijeron que Esteban está teniendo reuniones con la gente de Morena en Puebla. ¿De qué se trata? Qué falta de tacto. Yo soy la gobernadora constitucional —dijo ella.
—Voy a hablar con Esteban. Son mamadas —acotó el senador—. ¿Tienes las notas de la
reunión?
—Se las voy a pedir a Sandra Izcoa.
Y así lo hizo desde su Whatsapp. Sandra le envió la información y Rafael las leyó rápidamente. Le pidió entonces a Héctor Baltazar, su secretario privado, que lo comunicara con Luis Maldonado Venegas. La conversación cerró con un “Dile a Moctezuma que Martha es la gobernadora”.
—¿Habló tu papá con Julio Scherer? —preguntó la gobernadora.
—Sí. Le dijo que por favor interviniera para frenar a Yeidckol.
—¿Y qué le dijo?
—Que va a comentárselo a un amigo en común para calmarla.
Un auxiliar le dijo a Martha Erika que el helicóptero saldría a la ciudad de México cuando ella lo ordenara. Moreno Valle recibió en ese momento una llamada de Marko Cortés y le pidió que se adelantara: la vería en el helipuerto. La gobernadora entró al elevador. Arriba, el capitán Roberto Coppe charlaba con Marco Tavera, su copiloto. Ese
lunes había un clima cálido, sin viento, y sin reportes de inestabilidad de acuerdo con el
meteorológico. Los pilotos hablaban de que a su regreso de la ciudad de México irían a sus
respectivas casas. La cena de Navidad estaba casi lista.
Cuando el senador subió al helipuerto escuchó un ruido extraño: un ruido como de hacha: persistente. Había realizado más de mil viajes a lo largo de su vida. Los helicópteros los conocía mejor que sus relojes. Iba a hacerle el comentario a Coppe, pero a su celular entró otra llamada. Era Ricardo Monreal para desearle una feliz navidad.
*
(Se crea grupo “Accidente RMV”).
B: De qué hablas uey?
C: No es 28 de diciembre!!!
D: Algo supe cabrones, entonces es neta?
E: Papirrines!!! Feliz Navidad!!!! Ando en Miami, qué pedo?
A: Señores, esto está de la chingada. Se cayó el helicóptero de Rafa!
B: En el que fuimos a Toluca????
D: Me enteré que se había caído una avioneta!!! No era avioneta sino helicóptero?
E: No mamen, mamen, mamen!!! No asusten!!! No hagan esas pinchis bromas!!!
A: Esto es muy serio, les cuento que Rafa y Martha iban en el Agusta blanco y se cayó en un sembradío…
C: Pero no se mataron, verdad?
A: Todo indica que sí. El presidente subió un tuit dando su pésame.
E: El Peje???
A: Sí, AMLO. Estoy checando con un tío que es de la Marina para que me confirme.
D: Yo hablé con Rafa ayer para desearnos feliz navidad. Me dijo que iba a ir a comer
con sus papás pero que Martha Érika no iría porque cenaría con doña Martha.
A: Pues no. Sí viajaron juntos y los dos iban en el Agusta que se cayó.
E: Que mal pedo!!! Puta!!! Y yo en Miami!!!!
A: Aguanten… Me está llamando mi tío.
B: No mames, uey, qué mal plan!!!
C: Alguien dígame qué va a pasar si la gobernadora se muere, quién va a gobernar? Se queda Tony de nuevo?
D: Pinche estado se va a colapsar!
E: Y habrá que ir al velorio o qué pedo!!! Yo ando en Miami!!!!
A: Confirmado: nadie sobrevivió! Iban Rafa, Martha, dos pilotos y el particular de Rafa.
E: Qué espanto!!! Siento que estoy en una pesadilla!!!
B: Que puto mal plan!
D: Tenemos que vernos todos en Puebla! Yo hago mi maleta y me regreso ahorita mismo. Estoy en Acapulco,
E: No mamen yo ando en Miami!!! No voy a conseguir vuelo!!!
D: Pues todos tenemos que sacrificar algo, cabrones. Tenemos una deuda que pagar. Sólo les recuerdo.
A: Veámonos en el Presidente Intercontinental a las ocho de la noche. Les parece?
E: No mamen!!! Me acaban de mandar una foto del helicóptero destrozado!!! Pinchi gente!!!
B: Ya están dando la noticia en Televisa! Ufff!
C: Entonces quién va a ser el nuevo gobernador? Regresa Tony a gobernar?
A: Supongo que habrá un interino. No sé bien. O llega el de Gobernacion…
E: Está pinchi gente ya me mandó una foto muy cabrona de los tripulantes!!!
A: Hay que tener calma. Esto se va a descontrolar. Nos vemos en la noche y vemos qué hacemos.
D: Qué pedo con una buena lana que me deben? Quién me la va a pagar?
E: Puta!!! A mí también me deben un chingo, quien va a pagar ese pedo???
A: No son momentos para eso. En la noche vemos qué hacemos.
B: Ok.
C: Me dicen que puede regresar Tony!
D: Ya valió madre esto!
*
Las familias Tlaxcaltécal, Coyotécatl y Xochimitl tenían programado cenar para celebrar la Nochebuena en la casa de don Eugenio Técotl.
Antes, todos irían a la misa de acción de gracias a la Iglesia de Santa María de la Asunción. Habían matado dos guajolotes y un marranito, que serían preparados por las sabias manos de doña María Xochimitl, cuyo esposo, conocido como “Llanta baja”, respondía al nombre de Raymundo Coyotécatl.
Machete en mano, después de comer, “Llanta baja” se daba a la tarea de recoger el zacate de la siembra del temporal cuando escuchó un ruido en el cielo. Algo así como un “tronido” o como si algo sonara muy fuerte. Como cuando un borrachito de Tlaltenango subió a la torre y le dio un golpe seco a la campana de la iglesia construida entre 1521 y 1707.
Don Raymundo Coyotécatl vio algo que se incendiaba en el cielo y que caía a la altura de sus tierras, donde siembra maíz, frijol y chile. Tomó su bicicleta y se acercó al lugar, igual que otros curiosos.
Nadie sabía que en ese helicóptero iban la gobernadora Martha Érika Alonso y el senador Rafael Moreno Valle. Entre cuchicheos y fotos tomadas con sus celulares, los habitantes de la zona vieron llegar también a los primeros uniformados, quienes acordonaron el área y a grito abierto les decían que no querían mirones.
“Llanta baja” también empezó a gritar, pues él área acordonada era la tierra que le dejó como herencia su padre, don Simón Coyotécatl, a quien apodaban el “Chacuaco”, por su manera de fumar.
—¡Éstas son mis tierras! —les gritaba a los soldados—. ¡Váyanse de aquí! ¿Quién me va a pagar el estropicio?
—¡Cállese y váyase, señor! ¡Déjenos trabajar! —le respondió un sardo. Cuando “Llanta baja” se enteró que uno de quienes habían caído en sus tierras era el exgobernador Moreno Valle, más le entró la muina, pues él y otros habitantes de Coronango no lo querían.
Así se estuvo “Llanta baja” varias horas, preguntando entre gritos quién le iba a pagar los 200 mil pesos que se había gastado en limpiar su terreno y cuándo lo desalojarían.
Más tarde, en la cena de Nochebuena, el siniestro fue motivo de todo tipo de comentarios.
Todos hablaban de que tomaron fotos pero que los soldados les habían quitado sus celulares.
—¡Ya ponte sosiego, Raymundo! —le dijo por enésima vez su esposa María Xochimitl, cuando éste seguía gritando, entre tragos de aguardiente, que quién chingaos le iba a pagar los daños ocasionados por el helicóptero de Moreno Valle.
*
Toño Vázquez, ex presidente de Teziutlán, escuchó que en Xiutetelco había una bruja que veía el futuro. Uno de sus ayudantes le habló de ella. “Es muy acertada, señor. A mí me vaticinó que me divorciaría a unos días de haberme casado. Al mes ya me estaban pidiendo el divorcio”.
Pidió verla los primeros días de diciembre de 2018. Se encontraron en Xiutetelco. La recibió en la casa de un exregidor.
—¿Qué quiere saber, patrón? —dijo ella.
—¿Qué va a pasar con la maestra Martha Érika Alonso? —preguntó él.
La bruja abrió y cerró los ojos. Quedó en trance un par de minutos. Volvió a abrirlos. Entonces escupió:
—Va a ser gobernadora, pero va a morir.
El exregidor y el exalcalde voltearon a verse. No daban crédito a lo que oían.
—¿Por qué dices que morirá?
—Porque veo que va a morir, patrón.
Toño Vázquez pensó en decírselos a Martha Érika, primero, y al senador, después, pero imaginó las respuestas. Sobre todo, la de Moreno Valle. No dijo nada entonces. Guardó silencio. Se quedó callado.
El sábado 8 de diciembre después de las once de la noche vio en internet cómo el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le daba el triunfo a Martha Érika. Pensó en la bruja.
El domingo 9 de diciembre, la gobernadora electa pidió una cita con el arzobispo Víctor Sánchez. Estaba metida en una zozobra extraña. Ya había ganado la gubernatura, pero su expresión facial seguía siendo la misma. Estaba triste, y no sabía la razón. El senador Moreno Valle, en cambio, no cabía de gusto. Celebraba el fallo todo el tiempo. A todos les decía que su operación en el Tribunal había sido sublime. “¡Le gané al presidente de
México!”, vociferaba en las mesas de los restaurantes y en los pasillos del Senado. Pero la gobernadora seguía triste. En esas condiciones vio al arzobispo. Apenas lo tuvo en frente, rompió a llorar. Él la consoló con unas palmadas en la espalda y la conminó a rezar.
Juntos lo hicieron varios minutos. La relación entre ambos era profunda. Él entendía hasta sus silencios. Ella le tenía una confianza inédita. En esa misma tristeza se mantuvo metida los siguientes días. Así fue a rendir protesta. Así estuvo en su primer discurso. Así subió al helicóptero Agusta.
Toño Vázquez se preparaba para celebrar la Navidad cuando recibió un WhatsApp de un amigo suyo. “Ya viste lo que paso Toño? Murió la gobernadora”. Se metió a Twitter y encontró la gritería. Sudó frío. Pensó en la bruja de Xiutetelco.
*
Galio Latisnere, el extraño francés, invitó a cenar a Juan Pablo Vergara a El Desafuero.
Ninguno de los dos tenía mucha hambre. Sólo pidieron jabugo y vino. Un Pago de Carraovejas. En otras mesas había poca gente. En la zona de fumar, en cambio, había una especie de fiesta. Varios personajes parecían celebrar algo entre risas y brindis. Era claro el motivo del aparente festejo: la muerte del matrimonio Moreno Valle-Alonso. Las risas llegaban hasta la mesa de Latisnere, pero también algunas expresiones de mal gusto.
El tema de la conversación entre el extraño francés y el periodista no podía ser otro: el siniestro ocurrido la tarde del 24 de diciembre. Galio dijo algunas cosas que dejaron helado a Juan Pablo:
“Vayamos por puntos, Vergara. Me queda claro que los mandaron matar. ¿A quién particularmente? Al senador Moreno Valle. Andaban tras él desde hace tiempo. Pero sus enemigos no actuaron solos. Tuvieron cómplices en el área de mantenimiento del helicóptero. No es tan sencillo dejar pasar dos tornillos sueltos o algunos daños en las piezas que mueven las aspas del motor. Sé de buena fuente que el helicóptero se ladeó hacia la izquierda repentinamente y provocó que se invirtiera el vuelo y colapsara.
“Roberto Coppe no metió ni las manos. El aparato se volvió incontrolable en décimas de segundo. Hay que investigar a la empresa del taxi aéreo y al taller que supuestamente daba el mantenimiento. Un amigo que trabaja en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes a nivel federal me confió que el Agusta voló más de treinta veces en ese mal estado. Lo extraño es que no hubiera una voz sensata que compartiera con el senador el terrible estado del aparato”.
Vergara le dio un trago a su vino e interpeló a Latisnere:
—Pero Moreno Valle era brutalmente obsesivo en la pulcritud de los helicópteros o las camionetas en las que viajaba, don Galio. Checaba todo hasta el último detalle. Incluso decía que tenía a Coppe como piloto porque eso le garantizaba su seguridad. Textualmente pregonaba: “Si Coppe no revisa bien el helicóptero en el que viajamos, nos lleva la chingada a los dos. A él por delante”.
—Pues algo muy extraño ocurrió porque el Agusta llevaba más de treinta viajes en condiciones no aptas para volar, Vergara. La investigación se tiene que ir por ahí. No hay de otra.
Las risas de la mesa ubicada en la zona de fumar rubricaron la noche. “¡Brindo por la mejor Navidad que he pasado en mi vida!”, escupió uno de los comensales.

