Marcos Méndez es uno de los brazos de Miguel Ángel Arévalo Sosa —facturero y constructor de Tony Gali a su paso por el poder en Puebla.
En buena parte de las empresas atestadas por los Arévalo o por los Sosa funge como administrador único.
Y no es casualidad.
Las fotos de su muro de Facebook lo reflejan brutalmente.
En una aparece junto con su esposa como aquellos personajes de los Beverly Ricos, programa de televisión de los años setenta en la época del blanco y negro.
En un viaje a Suiza, Méndez y señora sonríen vestidos con los trajes típicos suizos.
El socio de Arévalo está metido en un pantalón de vestir negro, cosa que es primordial, así como en unos zapatos negros a la altura. Una faja bordada también con florecillas y colores brillantes evocan la atención del espectador en esa zona y hace que la prenda superior se separe de la inferior.
Una camisa blanca plena con botones al tono es utilizada, al igual que un saco negro de vestir desprendido, haciendo que se vea la faja y el resplandor que provoca la camisa.
El saco tiene algunos detalles menores y botones que resaltan.
Un sombrero es el accesorio con el que culmina la vestimenta.
Detrás del matrimonio aparecen los alpes suizos.
Ambos sonríen a la cámara con una felicidad producto de la gran cantidad de obras y negocios que hicieron a la sombra de Gali.
No podía ser de otra manera.
Los viajes ilustran, cierto, pero también evidencian un nivel económico.
El suyo —gracias a Arévalo Sosa y al ex mini gobernador— es considerable.
Esta imagen está fechada el 11 de mayo de 2020.
En otra foto —23 de agosto de ese mismo año—, el matrimonio posa teniendo como fondo la Estatua de la Libertad, ubicada en la isla del mismo nombre al sur de Manhattan.
La estatua, que recuerda al célebre Coloso de Rodas, tiene una corona verde.
Entre risotadas, Méndez porta una corona de plástico idéntica a la de la escultura de Bartholdi.
El matrimonio se ve radiante.
Y cómo no si en la primavera viajaron a Europa y el verano tuvo para ellos un aire neoyorquino.
En esta tercera foto aparece el padre de Migue Arévalo: don Miguel Ángel.
Con una cachucha en la cabeza —del Abierto Mexicano de Tenis—, el golfista del Cristo —donde vive— mira a la cámara con aire serio.
En realidad está feliz, como lo muestra la siguiente foto.
Arévalo García —quien también forma parte del amplio grupo constructor encabezado por su hijo— posa con su outfit de golfista sosteniendo un palo de golf de titanio.
El día puede ser cualquiera, pues para los ricos de galismo no existe la semana laboral.
Faltaba más.
Lo suyo es el green, el fairway y el swing.
Que trabajen los jodidos parece decir en esta imagen.