Primero dijeron que Tony Gali sería candidato de Morena a la alcaldía de Puebla.
Tres doritos después cambiaron de discurso, y pasaron a decir que el galismo está de vuelta sólo porque el hijo mayor del exgobernador, también llamado Tony, coordinará la campaña del desconocido Manuel Velazco, aspirante del Verde a quedarse con Chiapas a través de una supuesta aspiración por la Presidencia de México.
Esta trama me recuerda lo dicho por una amiga ante los frustrados embates sexuales de un pretendiente:
“A huevo ni los zapatos entran”.
El dicho de que Gali padre será candidato a la alcaldía de Puebla por Morena suena tan guajiro como que el güero Velasco será el candidato de Morena a Palacio Nacional.
Por eso, este domingo, el diputado Ignacio Mier respondió así a pregunta expresa sobre una eventual incorporación del exgobernador Gali a Morena:
“Si Tony quiere incorporarse, y piensa aportar algo sin egoísmos, sin ningún otro interés que no sea el de servir a Puebla de manera generosa… Igual que él, todos son bienvenidos”.
Una candidatura es algo egoísta, pues favorece a quien la pide.
Detrás de dicha candidatura hay, además, un interés marcado.
Traduciendo al presidente de la JUCOPO en San Lázaro: Gali padre será bienvenido a Morena si no es candidato.
Para los que creen que entienden lo que nadie entiende van de nuevo las palabras de Nacho Mier:
“Si Tony quiere incorporarse, y piensa aportar algo sin egoísmos, sin ningún otro interés que no sea el de servir a Puebla de manera generosa… Igual que él, todos son bienvenidos”.
Servidos, señores.
Los vivos y los muertos de la política poblana. Llama la atención que algunos digan que los morenovallistas y los galistas están de vuelta.
Ambas expresiones murieron hace tiempo.
Y quienes alguna vez militaron en sus filas y ahora buscan acomodo, de manera natural, en otras expresiones, ya no son morenovallistas ni galistas.
Son salomonistas hoy por hoy.
Sólo eso.
El heredero y la viuda embarazada. El presidente López Obrador ha dicho que el 6 de septiembre próximo entregará la estafeta a quien habrá de sucederlo
Es decir: en poco más de dos meses.
Esta trama me recordó una larga frase de
Aleksandr Herzen, un brillante historiador ruso:
“Lo aterrador es que el mundo que se va no deja tras de sí un heredero sino una viuda embarazada. Entre el nacimiento de uno y la muerte del otro puede correr mucha agua”.
AMLO es generoso con lo que viene.
Demasiado generoso.
Pero su ausencia no debe ser tan drástica.
Hacerse tan rápidamente a un lado no le conviene a nadie.
Dejemos primero que la viuda embarazada dé a luz.
No saquemos los fórceps antes de tiempo.