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sábado, noviembre 23, 2024

Los Empresarios Poblanos de El Señor del Cash

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¿Quiénes son los empresarios poblanos que se sientan a beber con Elena Chávez, autora de El Señor del Cash, y que le confiesan que fueron a ver a César Yáñez a Palacio Nacional porque les quedó a deber obra pública, una vez que ellos le entregaron cincuenta millones de pesos para la campaña del presidente López Obrador?

En la página 193, la autora —que se confiesa abstemia y vegetariana— dice que el 23 de septiembre de 2020 uno de esos empresarios la invitó a cenar en un restaurante de la Plaza Artz, del Pedregal.

Dichos empresarios le hablaron mucho de Italia, una vez que ella les confió que quería irse a vivir a ese país para poner un micro negocio de venta de mezcal.

Al llegar al tema del encuentro con Yáñez, los empresarios poblanos le confesaron que el dinero en efectivo —los cincuenta millones— se los habían entregado a Dulce María Silva, esposa del multicitado Yáñez.

Admitieron que ya había pasado un año de esa entrega, pero estaban confiados en que el matrimonio pagaría la “deuda”.

Cosa curiosa: la periodista no reveló los nombres de los donantes, aunque jura que tiene grabada la conversación.

¿Quiénes podrían ser dichos empresarios de ser cierta la anécdota?

Hay que recordar que Alfredo Rivera Espinosa, dueño de autobuses ERCO, así como de Plaza Marsala, le organizó una comilona al entonces candidato a la Presidencia de la República en su restaurante Palmira.

Incluso llegó a presumir que su cercanía con los huéspedes de Palacio Nacional era tan fuerte que lo iban a apoyar para que fuese el gobernador interino tras la muerte de Martha Érika Alonso.

Eso no sucedió, ni estuvo cerca de ocurrir, y Rivera Espinosa regresó a sus negocios.

La duda mata:

¿Quiénes fueron los empresarios que supuestamente fueron a cobrarle la deuda al “ex” de la autora de El Señor del Cash?

¿Sería uno de éstos, acaso, José González, mejor conocido como Pepe Tomate?

Y es que este personaje es tío de la periodista, cuyo apellido materno es precisamente González.

Pepe Tomate, cómo olvidarlo, fue compadre y beneficiario de Mario Marín Torres durante la gubernatura de éste.

Incluso se ha hablado y escrito que es su prestanombres.

Vea el hipócrita lector el tamaño de su cercanía:

El señor Tomate compartía un hermoso yate con Marín.

Ambos lo usaban no precisamente para rezar ni como retiro religioso.

Adivinó el lector:

La fiesta era la marca de la casa.

Y gustaban beber Calimochos mezclando Coca Cola con vino Único de Vega Sicilia, aunque a veces lo hacían con otro vino carísimo: Pingus.

Así de extravagantes eran nuestros personajes.

Por la confianza con la que se llevaban —al decir de la autora—, pareciera que uno de esos empresarios —el más hablantín— era Pepe Tomate.

El tío Pepe de Elena Chávez González.

El hecho de haberse reservado los nombres dice mucho.

Por cierto:

Pepe Tomate vive de pronto en su residencia de Ojo de Agua, una hacienda lechera de fama notable ubicada en San José Chiapa.

Y hay decenas de hombres armados que cuidan la privacidad del compadrito de Marín.

La Rosa de Guadalupe o Nuestra Señora del Cash. Este lunes escribí varias líneas sobre El Señor del Cash en mis redes sociales.

Comparto con el lector algunas de éstas:

*Ya voy en la página 73 y no encuentro nada relevante. El #ReydelCash es un libro de mala prosa y peor información. El prólogo de Anabel Hernández tampoco aporta nada.

*Ya llegué a la página 148 y no encuentro lo que @GrijalboMexico prometió durante varias semanas. Las anécdotas sin peso y mal narradas es lo que abunda. El #ReydelCash es una auténtica decepción y una pérdida de tiempo.

*El #ReydelCash es el testimonio de una señora un poco triste y un marido ausente. Fuera de eso sigo sin encontrar la carnita que los promotores del libro prometieron.

*Qué final de El #ReydelCash! La mediocre periodista —autora del libro— entrevista a Guadalupe Acosta Naranjo y a Fernando Belanzaurán —finísimas personas— para que confirmen sus dichos contra AMLO. Qué fraude tan grande es este libro. Leerlo es una pérdida de tiempo.

*Lo mejor de El @ReydelCash es cuando la autora descubre que su marido la engaña con otra, y ella se encomienda a Dios mientras él come un plato de frutas y un jugo. Luego la invita al Vips y todo se sale de control. #SensacionalDeTraileros.

En efecto: El Rey del Cash no es lo que prometieron.

Tantas semanas generando expectación para salir con el clásico pastelazo mal escrito y peor investigado.

No me explico cómo, después de haber vivido más de diez años con César Yáñez, la autora no logró obtener información más consistente y verosímil.

Lo que revela no hace temblar ni a una mosca.

Los lugares comunes de los odiadores de AMLO aparecen condensados con pésimo tino.

Lo mejor del libro está en lo que cuenta poco:

La historia de su decepción amorosa.

Durante años fue desplazada por lo que, jura, era el gran amor de su esposo: la política.

En ese sentido, él se la pasó más tiempo fuera que dentro.

Y cuando llegaba, al decir de la autora, sólo quería ver televisión.

Ufff.

Aquí sí hubo un problema.

Si un hombre sólo quiere estar pegado a la televisión en lugar de estar con su mujer hay focos rojos.

Es claro que —como en los capítulos de La Rosa de Guadalupe— ella no vio venir ese final terrible.

Vea el lector:

Un día de diciembre, muy pegado a la Navidad, el marido llega serio y se come un plato de frutas y un jugo, al tiempo de encender la televisión.

—Te noto extraño, César —le dice ella.

Él sigue metido en su mutismo y continúa viendo la tele.

Luego, igual de serio, la lleva a un Vips y le dice la terrible verdad.

Tras el tradicional “ya no siento nada al hacerlo contigo”, el entonces hombre más cercano a AMLO admite que ya tiene otra novia —ella ya lo sabía gracias a que lo publicó un columnista—, y que lo mejor es terminar.

Y como colofón, le escupe: “Vende la casa y dame dos millones de pesos en cash”.

He escrito muchas veces sobre César Yáñez, pero no me creo que todo el tiempo se la pase recibiendo cash o usando el término en sus conversaciones.

Poner a hablar como mafioso al “ex” sólo revela frustración, enojo y celos.

De todo esto se encuentra bañado El Señor del Cash.

No sé por qué al terminarlo me sentí dentro de un capítulo de La Rosa de Guadalupe o de Sensacional de Traileros.

Fraude a la nación.

¡Bebamos!

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