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jueves, noviembre 20, 2025

Los aliados fallidos de la presidenta Sheinbaum y el gobernador Armenta

Los aliados fallidos de la presidenta Sheinbaum y el gobernador Armenta

En los gobiernos hay personajes que flotan, y hacen como que apoyan, en este caso, a la presidenta Sheinbaum y al gobernador Armenta.

Flotan de una manera épica, olímpica: como el cerebro humano flota en el líquido cefalorraquídeo.

(He conocido a flotadores profesionales que tienen una técnica eficaz —cuajada en la simulación—, lo que les permite trascender de un gobierno a otro sin pena ni gloria).

Pero logran su objetivo: vivir dentro del presupuesto.

(Siempre en aras de no incurrir en el error de “vivir fuera de”).

Estos funcionarios, pues, hacen como que apoyan, pero técnicamente no apoyan.

Simulan todo el tiempo.

Y en eso se les va la vida.

En consecuencia: son parias —parásitos— que se alimentan de otros.

O metafóricamente hablando: se alimentan de ratones, como los musahars (miembros de una comunidad Dalit), en India.

Son también los primeros en abandonar el barco durante las crisis.

Su lenguaje gestual los retrata: dan aletazos de caguamo (en lugar de abrazos republicanos) y susurran “cho gusto, licenciado”, a la menor oportunidad.

Estos parias, pues, no sirven para acompañar a un gobernante.

(Otra de sus raras habilidades es la filtración de documentos oficiales o chismes a columnistas y reporteros).

En el ámbito legislativo, son pocos los diputados que abonan a la narrativa generada por la presidenta Sheinbaum y el gobernador Armenta.

La mayoría se mueve igual que los parias arriba descritos.

Y es que carecen de ideología, principios y lealtad.

Lo mismo pasa en las dirigencias de Morena en los ámbitos federal y estatal.

¿Es qué están ocupados los señores y las señoras?

En ocupaciones ajenas a las causas de la presidenta y el gobernador.

En otras palabras: sólo sirven para calentar las sillas.

No entran a los debates públicos.

(Sus intereses privados se los impiden).

No les ponen nombres y apellidos a sus contrincantes.

No hilvanan palabras no escritas por sus asesores.

¿De qué sirven?

Absolutamente de nada.

Son pálidos floreros en el vestíbulo de un hotel.

Tanto la presidenta Sheinbaum como el gobernador Armenta han venido enfrentando personalmente a sus críticos y a sus detractores.

Y lo hacen cotidianamente sin el menor acompañamiento de legisladores y dirigentes partidistas.

Si no reaccionan a tiempos los interfectos, el tren los dejará en alguna estación desconocida.

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