Cuentan que Felipe Calderón, siendo presidente de México, nombró a un personaje llamado Heriberto Félix Guerra como secretario de Desarrollo Social.
¿El fin?
Qué creciera en esa dependencia clave —repartiendo dinero a los que menos tienen— en aras de que se posicionara y compitiera para la Grande.
Los días pasaron —también los meses—, y Heriberto no creció.
Las palabras de Calderón a un amigo suyo cerraron el ostión:
“Le dí un Ferrari y lo dejó abandonado en la cochera”.
¿Quién de los aspirantes a la Presidencia de la República por Morena dejó el Ferrari en el garage?
Cosa curiosa:
Los números de las dudosas encuestas no se mueven.
Nadie sube, nadie baja.
Sheinbaum sigue en primer lugar seguida de Ebrard, y en el tercer lugar permanece Adán Augusto.
Quizás les hace falta a estos personajes que hagan lo que un desesperado Luis Donaldo Colosio hizo cuando vio que lo suyo no funcionaba.
Vea el lector:
Tras llegar a un mitin desairado, con acarreados aburridos y acalorados, Colosio vio a dos adolescentes montados en sus patinetas.
Con un silbido a la Pedro Infante los llamó, y a uno de ellos le pidió prestada su patineta.
Al montarla, los flashazos abundaron.
Al día siguiente su foto apareció en todos los periódicos.
No ganó, pero cómo se divirtió.
Xóchitl Gálvez tampoco ganará, pero vaya que la está pasando bien.
Sus números —no los de sus empresas— tienen vueltos locos a todos.
Palabras de una madre. Luego de que el jueves por la tarde subí a Facebook mi columna sobre Arturo Rueda, el Nigromante, doña Lupita Sánchez de la Vega, su mamá, escribió varias líneas entrañables que me llegaron al corazón y cimbraron algo que dicen que pesa 21 gramos: mi alma.
Comparto con el hipócrita lector un fragmento de lo que me escribió mi querida doña Lupita:
“Gracias Mario Alberto yo te sigo queriendo más que cuando nos conocimos y la madurez que da la vida solo vale recordar lo bueno de la vida y eso constituye lo amigos que nos ofreció la vida y como diría tu mami Doña Chata te deseo lo mejor del mundo y Que Diosito te bendiga siempre y te proteja yo seguiré orando por ti bendiciones”.
Sólo para iniciados. El martes 11 de julio, día de san Abundio de Córdoba y de san Cindeo de Panfilia, se conmemoró el día nacional del minero, pero también el día mundial de la población.
Ese día, en la Ciudad de México, la calidad del aire fue buena, y las temperaturas oscilaron entre los 17 y 22 grados.
El índice UV fue de 4 moderado y el punto de rocío fue de 6 grados.
Ese día, alguien, en el primer cuadro del Centro Histórico de la Ciudad de México, dijo unas palabras cruciales sobre cierto tema crucial.
Y una voz plena, eufórica, se escuchó:
“¡Bajemos la cortina!”.
(No el telón, la cortina).
Inexplicablemente, ese día, en ese momento, la temperatura subió abruptamente.
Días de guardar. Hipócrita Lector también bajará la cortina unos días para tomarse una inmerecida vacación.
Estaremos de vuelta el martes 25 de julio, día que iniciaremos una serie de entrevistas con algunos de los aspirantes a la gubernatura de Puebla.
Que todo sea leve en estos días.
