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jueves, noviembre 21, 2024

Las extrañas encuestas de Morena y la sucesión en Casa Aguayo

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En la antesala de la elección de 2018, Rodrigo Abdala era el candidato natural a la gubernatura de Puebla.

Tenía todo para serlo: el aval de Andrés Manuel López Obrador, la cercanía con Manuel Bartlett Díaz y la resignación de los otros aspirantes.

El entonces senador Miguel Barbosa Huerta sabía muy bien que Abdala llevaba mano en ese proceso.

Quien esto escribe le escuchó decir varias veces que en esos años era el candidato de AMLO.

¿Qué fuerzas se movieron para que no fuera?

Ninguna.

El propio Abdala se hizo a un lado.

Algún día sabremos sus razones.

Los años han pasado.

López Obrador, ya como presidente, lo sigue viendo como un morenista leal y auténtico.

Y el cariño que le tiene es lo que se dice real.

Así lo ha demostrado a lo largo de estos años.

Cosa curiosa: Abdala no suele jactarse de ello.

Fiel a su discreción, se lo guarda para sí.

El actual súper delegado de Bienestar en Puebla está muy lejos de esos personajes que en el pasado reciente —y ahora con mayor énfasis— empujaban a otros para salir en la foto.

Pero entre más empujan, AMLO menos los ve.

Al contrario: esas actitudes le molestan.

(Son gritones guiados por erráticos gurús).

La mesura de Abdala, en cambio, la pondera en todos lados.

Cuando su nombre sale a colación, el presidente habla bien de él invariablemente.

Con eso es suficiente.

Después de todo, las encuestas de Morena no las gana el más conocido sino el más confiable.

No es gratuito que hace unos días Rodrigo Abdala aceptó por primera vez que aspira llegar a Casa Aguayo.

Su presencia pública se ha hecho más cotidiana en las últimas fechas.

Una de las primeras acciones del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina fue invitarlo a los actos públicos del gobierno.

A partir de entonces, Abdala está en todos lados.

Incluso acudió a la célebre Comida de los Cien Días que encabezó el gobernador.

Y estuvo en la mesa principal.

(A su lado, muy sonriente, estuvo la diputada Dulce María Silva, esposa del poderoso César Yáñez).

Ahí saludó a todos, lejos de su habitual bajo perfil.

Y estuvo de lo más sonriente.

Los tiempos cambian.

¿Alguien lo duda?

 

Claves y señales en el proceso interno por la candidatura a la gubernatura de Puebla. Las encuestas de Morena son un enigma.

Nadie sabe cuándo se hacen, excepto en Palacio Nacional.

Morena utiliza un sistema de espejo.

Esto quiere decir que elabora su propia encuesta y la contrasta con otras levantadas por Covarrubias y Asociados y Mendoza Blanco.

La comisión de encuestas está integrada por “tres técnicos especialistas de inobjetable honestidad”, avalados directamente por el presidente López Obrador.

Y aquí viene lo interesante:

Según un reportaje de Carmen Morán Breña, publicado en diciembre pasado en el diario español El País, ambas casas profesionales han utilizado en sus mediciones el famoso cuestionario de Morena.

¿En qué consiste?

En diez preguntas sobre cuánto conoce la gente al candidato, qué confianza tiene en su posible gestión, si se le presume políticas correctas respecto a la igualdad entre sexos…

La reportera subraya: “Cada respuesta lleva su correspondiente puntuación: unas valen dos puntos; otras, uno, y otras, 1.5”.

Aquí lo que importa es la ponderación del puntaje.

Ésa es la clave.

No gana el más popular necesariamente.

(En Puebla, por ejemplo, una aspirante es muy conocida pero terriblemente valorada, pues la asocian con temas de corrupción).

Otro punto central de las encuestas de Morena es el censo.

Es decir: cómo se selecciona la muestra representativa.

Morán Breña ilustra muy bien un caso.

“Los morenistas José Narro Céspedes y David Monreal compitieron para encabezar el cartel a la gubernatura de Zacatecas. El primero, que perdió, acusó al partido de haber usado el padrón de la Secretaría de Bienestar y de que la delegación que se encarga del proceso estaba en manos de parientes de Monreal. Se fueron a tribunales. Los censos son cruciales, porque si la muestra selecciona personas que han recibido ayudas o prebendas de alguna clase la manipulación será mayor. Y poco fina”.

Las dudas matan:

¿Quién maneja el padrón de la Secretaría de Bienestar en Puebla?

¿A quién le están agradecidos los beneficiarios además del presidente?

Adivinó el hipócrita lector.

Un último dato:

En Puebla, para la sucesión que viene, hay cuando menos dos aspirantes que tienen contratado a Mendoza Blanco y Asociados.

Cada uno va muy bien en los ejercicios demoscópicos que les entregan, lo que no les garantiza nada, una vez que cuando venga la encuesta contratada por Morena la ensoñación que les venden puede convertirse en triste realidad.

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