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jueves, noviembre 21, 2024

Las claves secretas de la convocatoria de Morena en Puebla

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Unos señores y unas señoras quieren ser candidatos a la gubernatura de Puebla por el único partido que puede ganar una elección: Morena.

Estos señores y estas señoras se sienten con la fuerza suficiente como para ganar no sólo la candidatura sino la gubernatura.

El problema es que otro señor, que no forma parte de éste feliz grupo, es quien tiene la decisión final.

Ruiz Cortines, que como buen jugador de dominó era sabio, dejó una receta muy conveniente para casos como éste.

Él decía este tipo de cosas acerca de la sucesión presidencial que bien se puede aplicar a la sucesión en Casa Aguayo:

“El presidente no puede tener ni más de tres candidatos, ni menos de tres. Si son dos y se inclina por uno desde el principio, la jauría lo hace pedazos y llega muy lastimado. Además, si el predestinado se enferma o tiene un escándalo, hay que echar mano de otro, y éste se va creer o plato de segunda mesa, o que llegó por sí mismo, y los demás van a pensar que el presidente se equivocó.
Pero nunca el número es superior a tres: lo demás es relleno para que se repartan los trancazos.’

El sabio Luis Cardoza y Aragón dijo en referencia a los tres grandes del muralismo un aforismo que puede servir para esta trama: ‘Los tres grandes son dos: Orozco”.

(Como verá el hipócrita lector, dejó fuera de la ecuación a Diego Rivera y a David Alfaro Siqueiros).

El Orozco del que habla es José Clemente Orozco, un monstruo que era capaz de pintar en posición fetal.

Ni más de tres candidatos ni menos de tres.

“Los demás es relleno para que se repartan los trancazos”.

En Puebla sólo hay tres aspirantes que cumplen el perfil de candidateables.

Pero de los tres sólo uno llegará.

(Los tres grandes son dos: el posible candidato).

De hecho, la puja real será entre dos, pero en el saco habrá más para evitar que se maten.

(“Si son dos y se inclina por uno desde el principio, la jauría lo hace pedazos y llega muy lastimado”).

Y sí: la encuesta definirá todo.

El quid de la ecuación es que dicha encuesta contemplará valores y atributos por encima de la intención de voto.

No necesariamente ganará quien más votos poténciales tenga.

En el proceso presidencial hubo una pregunta clave: “¿Usted a quién preferiría?”.

Dicha pregunta fue incorporada a sugerencia de Marcelo Ebrard, quien sigue haciendo como que no está de acuerdo con la decisión que benefició a Claudia Sheinbaum.

Y la multicitada pregunta tuvo un valor del 75 por ciento de la encuesta.

Nada valía tanto como la respuesta a esa pregunta.

En el caso poblano, esa interrogante no estará incluida.

Habrá otras con pesos específicos, pero no ésa.

El diario El País publicó el 28 de agosto el cuestionario aplicado en la encuesta que ganó Claudia Sheinbaum.

En el caso poblano, hay muchas posibilidades de que sea uno idéntico.

Veamos:

“Antes de recibir la papeleta, la gente deberá pasar por esta pregunta: “¿Usted ha oído hablar de…?”. Enseguida, el encuestador mencionará a cada uno de los seis aspirantes, en orden alfabético por apellido. Las posibles respuestas serán: Sí, No, No sabe/No contestó (Ns/Nc). Por cada corcholata (aspirante) que el ciudadano responda que sí conoce, el encuestador aplicará una batería de cinco preguntas para conocer la percepción sobre ese aspirante”.

Éstas son las cinco preguntas previstas:

  1. A)“¿Cuál es su opinión sobre esa persona?” Respuestas posibles: Buena, Regular, Mala, Ns/Nc. B).
  2. B)“¿Qué tan honesta/o considera a…?”: Mucho, Algo, Poco, Nada, Ns/Nc.
  3. C) “¿Qué tan cercana/o a la gente considera a…?”: Mucho, Algo, Poco, Nada, Ns/Nc.
  4. D) “¿Qué tanto considera que conoce el estado de Puebla?”: Mucho, Algo, Poco, Nada, Ns/Nc.
  5. E) “¿Qué tanto considera que cumple lo que dice?”: Mucho, Algo, Poco, Nada, Ns/Nc.

 

Hay que decir que cada pregunta tendrá un valor porcentual.

No necesariamente valdrán lo mismo.

Unas tendrán más peso que otras.

He ahí la clave.

Se puede ser muy conocido pero muy mal conocido.

El Chapo Guzmán, por ejemplo, es uno de los mexicanos más conocidos en el mundo, pero su mala fama, entre otras cosas, lo tiene en una prisión en Estados Unidos.

En la encuesta de Morena —como en muchas de las que anteriormente se han aplicado— lo subjetivo puede tener más peso que lo objetivo.

Es decir: pesará más lo cualitativo que lo cuantitativo.

Y claro que importará la intención de voto, pero con matices y texturas.

Se prevé, en función de ejercicios similares, que la encuesta poblana se aplicará en vivienda a la población abierta, sin distinción de su militancia.

El único impedimento para que una persona sea considerada es que no tenga credencial de elector.

El caso poblano habla de que habrá una encuesta madre (la de la Comisión Nacional de Elecciones) y dos encuestas espejo (realizadas por dos encuestadoras nacionales).

Se supone que los aspirantes registrados (seguramente seis) no podrán hacer mítines, pero se las ingeniarán para hacerlos.

La convocatoria dice que tendrán que hacer campaña como mormones o testigos de Jehová: casa por casa (en los pueblos, en los barrios, en las colonias).

No deberán colocar espectaculares, dice la convocatoria, pero no dice nada de bajarlos o de borrar bardas o de quitar lonas.

En fin:

Unos señores y unas señoras quieren ser candidatos a la gubernatura de Puebla…

Nota Bene: los aspirantes no tendrán que renunciar a sus cargos públicos ni pedir licencia a sus puestos de elección popular.

El tema de género no será un candado.

Es decir: participarán señores y señoras.

La tierra es redonda, ya se sabe, pero puede volverse plana.

Es cuanto.

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