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martes, noviembre 11, 2025

La ‘testigo clave’ en el caso Monzón–Zavala incurrió en pifias y falsedades

La ‘testigo clave’ en el caso Monzón–Zavala incurrió en pifias y falsedades

El juicio contra Javier López Zavala se parece cada vez más a una novela de Ibargüengoitia.

Fíjese el hipócrita lector:

Hay testigos que dijeron una cosa (antes del terrible feminicidio de la abogada y activista Cecilia Monzón), y que ahora dicen otra cosa.

Hay testigos que participaron en la conformación de la Carpeta de Investigación (maquilada por un ministerio público llamado Tonatiuh —“el que sale resplandeciente”, en náhuatl) y que ahora ya no quieren acudir al Tribunal de Enjuiciamiento para ratificar lo que dijeron.

O lo que les dijeron que dijeran.

A tal grado ha llegado esta crisis —la de los testigos que ya no quieren declarar lo que les hicieron declarar—, que la parte acusadora (conformada por “el que sale resplandeciente” y otros ministerios públicos igual de resplandecientes) está pidiendo que los lleven a rastras: como un tapete enrollado.

Es decir: con dos policías obligándoles a acudir y a declarar (lo que ya no quieren declarar).

Hay dos policías en Coronango que podrían servir para esa diligencia.

Uno de ellos, cómo olvidarlo, dobla turno en Atlixco, donde su hermano es director de Vialidad Municipal.

¿Qué tienen esos policías que no tengan otros?

Tienen actitudes rudas y caras de malos.

De muy malos.

(Nadie rehusaría una invitación a declarar lo que ya no quieren declarar).

En la audiencia de este lunes, por ejemplo, acudió a testificar la señora Gabriela N (tía de Ceci), quien vivió con ella y su pequeño hijo algunos años.

En consecuencia —y al decir de “el que sale resplandeciente”—, era un testigo clave en el caso López Zavala.

Incluso, la abogada Helena Monzón, hermana de Ceci, adelantó en su cuenta de Twitter (que ya no es Twitter) que la señora tía era crucial en la trama de violencia que sufrió su sobrina a manos de Javier N (o Javier López Zavala).

Hasta aquí, todo bien.

El problema es que a Javier N lo están juzgando por ser el probable actor intelectual del feminicidio de la abogada y activista, y no por un tema de violencia familiar.

(O intrafamiliar).

O esos términos que usan los abogados como “el que sale resplandeciente” (pero se está chamuscando).

Doña Gaby N, pues, acudió a la audiencia.

¿Qué dijo?

Que en un juicio de violencia familiar (que Ceci Monzón interpuso allá por 2021) declaró que cada vez que Javier N iba a ver a su pequeño hijo lo hacía acompañado de su sobrino Jair N (presunto cómplice en el citado feminicidio).

Ante esa declaración, el abogado de Javier N le preguntó (a doña Gaby N) si podría identificar en aquella declaración la parte relacionada con Jair N.

Ella dijo que sí, que claro, que cómo no.

Ante eso, el abogado puso ante sus ojos la citada declaración y le pidió que la ubicara.

No lo hizo (aunque la buscó).

¿Por qué?

Porque aquel 25 de enero de 2021 —fecha en la que testificó— jamás dijo lo que ahora dice que sí dijo.

Pero eso no fue lo peor.

Lo peor vino cuando, en algún momento de la audiencia de este lunes, aseguró que un año y cuatro meses antes del feminicidio de Ceci Monzón le dijo a su sobrina Helena que Javier N la había mandado matar.

Ante esa declaración insólita, ocurrieron dos cosas:

La abogada Helena Monzón (que participaba vía zoom desde Barcelona, España) literalmente se crispó, y el “el que sale resplandeciente” técnicamente hizo lo mismo.

(Sólo una “vidente”, la Paca, fue capaz de hacer algo similar en la trama de la desaparición del diputado Manuel Muñoz Rocha —por la que fue señalado falsamente Raúl Salinas de Gortari).

Trasladarle a alguien la responsabilidad de un crimen que no ha sido cometido (con un año y cuatro meses de anticipación) no es cualquier cosa.

Antes había dicho también que Ceci tenía problemas con varios personajes públicos, cosa que ya no ratificó.

Pero aquí no acaba todo.

Doña Gaby N —“testigo crucial” en el caso— admitió que Javier N pagaba la renta de la casa (ubicada en un fraccionamiento de lujo), la colegiatura del menor (en el nada barato Colegio Americano) y otros gastos.

(Ella misma recibía un dinero por cuidar al chico).

Pero luego se desdijo y declaró que todos esos gastos —el suyo incluido— a veces los pagaba Ceci Monzón ¡o ella misma!

(Nueva crispación vía zoom).

Ya termino.

“El que sale resplandeciente” (pero se chamusca cada vez más) y la abogada Helena Monzón pidieron a la jueza que lleva el caso en el Tribunal de Enjuiciamiento que posponga la siguiente audiencia hasta el día 18 de noviembre.

¿Cuál es la razón?

Que los testigos (que ya no quieren declarar lo que les hicieron declarar) tengan tiempo para acudir a dicha audiencia.

Serán “testigos cruciales”, seguramente.

Como doña Gaby N.

¿Nombres?

Sergio Nahum Mora Delgado (perito en criminología), Yazmín Barajas Valerio (también perito), Marcel Mota Maraña y Marisol Montes Baro (autodenominada “La abogada del diablo”).

De algo estoy seguro: Ceci Monzón jamás habría integrado un caso tan abundante en fallas y en montajes, y una ausencia total de técnica jurídica como éste.

Sólo en las novelas de Jorge Ibargüengoitia ocurren estas cosas.

Nota bene: Tonathiu Gutiérrez (“el que sale resplandeciente”) aparece en la lista de ministerios públicos que serán dados de baja de la Fiscalía General del Estado por diversas irregularidades, trascendió hace unas horas.

Este personaje fue precisamente quien armó la Carpeta de Investigación en contra de López Zavala, misma que se ha venido cayendo en las audiencias.

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