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miércoles, octubre 22, 2025

Foto de diputado en un ‘table’ (con señorita al lado)

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Es julio de 2001.

Un diputado local panista, empleado de los barones del Yunque, ingresa a un table dance ubicado en la avenida 11 sur, cerca del Paseo Bravo.

Va solo.

Un mesero le sirve el primero de varios whiskies.

Cree que nadie lo observa.

Se equivoca.

Cree que nadie lo ha reconocido.

Se equivoca aún más.

Después del tercer whisky, le pide al mesero que llame a una chica.

Llega ella: bajita, gordita, sonriente.

El diputado le invita una copa.

Le traen una botella con apariencia de vino blanco que en realidad contiene agua con azúcar.

Se toma una copa.

Brinda con él.

El diputado (casado por la iglesia, padre de cinco hijos, empresario católico y conservador) le toca la pierna izquierda a la chica con la mano derecha.

En la tribuna del Congreso del Estado, él ha dicho abiertamente que es orgullosamente de derecha.

Y ha dicho más: que admira al generalísimo Franco, asesino intelectual de miles de españoles.

(Se habla de entre 150 mil y 200 mil personas que murieron por ejecuciones, tortura o condiciones carcelarias terribles durante el mandato del dictador que era dueño de una ridícula voz aguda y nasal, misma de la que burlaba el mismísimo Adolf Hitler).

El diputado católico —derechista, conservador, ciudadano ejemplar— le habla al oído a la chica, al tiempo que su mano regordeta (seguramente sudada) viaja afanosamente a su Monte de Venus, a los labios mayores (y menores) y a la propia zona de la uretra.

(El deseo no conoce de geolocalización sexual).

Ella bebe su tercera copa de agua con azúcar, que debería prohibirse en los ‘tables’, una vez que está endulzada con fructosa: causante del hígado graso, la resistencia a la insulina y el aumento de triglicéridos.

El diputado se pone de pie junto con la señorita.

Y ambos ingresan a un cuartito de uno por uno donde el católico padre de familia (orgulloso derechista) dará salida a sus más fieros instintos sexuales, cosa que condenan la Santa Madre Iglesia y los barones del Yunque.

Ahí estarán lo que duran tres canciones: Hung Up, de Madonna; Heaven, de DJ Sammy & Yanou, y Hips Don’t Lie, de Shakira.

A la mesa ya no vuelve ella.

Sólo él.

(Sudoroso, con el cuello manchado de asquerosísimo carmín y sonriente).

Se toma un último whisky.

Mira el reloj.

Es hora de volver a casa.

Con la familia.

Con su abnegada esposa (conservadora como él)…

(Ésta historia es una metáfora libre de lo que significa el denominado ‘relanzamiento’ del PAN, anunciado el sábado por la dirigencia nacional. Los hechos aquí narrados son absolutamente reales, pero el nombre del diputado ha sido suprimido para proteger a los inocentes).

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