Tengo la mala costumbre de cuidar mi ortografía y redacción hasta en los chats de WhatsApp y Telegram.
Algunos amigos escritores padecen el mismo mal.
Sé que lo más práctico sería escribir como lo hacen muchos políticos y periodistas: con faltas de ortografía y mala puntuación.
No sé por qué no se me da.
Ahorraría minutos claves durante la semana.
¿Y qué decir a lo largo de un año?
Hace unos días, un tuitero denominado @EnContrasteEsto subió una supuesta conversación mía con un personaje no identificado en la que me hace escribir como un auténtico paria.
¿El fin?
Hacerme pasar como un mercenario pedigüeño.
(Hasta yo me ruboricé de la mala ortografía, la pésima redacción y la puntuación de jefe de prensa).
Vea el hipócrita lector:
“Mi querido Mario, ¿cómo estás?
“¿Como van las cosas con Armenta ya pudiste limar asperezas?”.
(Esto me escribe supuestamente mi interlocutor).
Y viene mi respuesta con expresiones que jamás he usado en la vida:
“Mi amigo que gusto leerte
“El tema va evolucionando poco a poco, pero favorablemente. Se les olvida muy rápido lo qué hacemos los de la fuente. Lo tendremos de nuestro lado $$$ nos necesitará para lo que se viene”.
Más allá de los errores ortográficos elementales, me salta eso de que si el “tema va evolucionando poco a poco”, tenga que acotar, “pero favorablemente”.
Lo que evoluciona siempre es favorable, por lo que la acotación “pero” me hace ver que el autor de esta publicación fake no cursó ni el tercer año de primaria.
(Qué decir de los zombies que le dieron like a este esperpento).
En mis ya casi 27 años de escribir una columna casi diaria jamás me he sentido parte del gremio periodístico.
En broma, siempre digo que si a algún gremio pertenezco es al de los albañiles o carpinteros.
Por eso también suena ridículo que me jacte de ser parte de una “fuente”.
“Se les olvida muy rápido lo qué (¡SIC!) hacemos los de la fuente”.
Ese lenguaje de hampón se los he escuchado a varios que conforman un club de parias en Twitter.
Lamento no expresarme así.
Sé que los defraudo, pero qué le vamos a hacer.
La duda mata:
¿A qué fuente se referirá el analfabeto funcional que me endilga esta aseveración?
Alguna vez cubrí la fuente política, pero eso ocurrió hace unos 28 años.
La única fuente a la que pertenecería hoy por hoy sería a la maravillosa y fellinesca Fuente de Trevi, en Roma, Italia.
“Lo tendremos de nuestro lado $$$ nos necesitará para lo que se viene”, me hacen decir como un rufián cualquiera.
(Otra vez identifico a varios que se han movido así toda la vida).
La analfabeta conversación culmina con otro contrasentido:
“Nos vemos pronto con el amigo para ver lo de que te sigan apoyando lo de la radio”, me dice supuestamente mi interlocutor.
Yo (dicen) le respondo así:
“Siempre tan agradecido con tu ayuda pero es necesario conversar con los de la radio, hazme el favor de organizar la reunión para que logremos que sigan apoyando mientras entro con el nuevo Uno porque aún no me arreglo bien pero va a ceder tarde que temprano”.
Este lenguaje de taxista (con todo respeto para los verdaderos taxistas) sugiere que estoy buscando que un radiodifusor (o varios) me puedan seguir apoyando.
¿En qué tendrían que hacerlo?
En sostener un programa de radio desde el cual pueda extorsionar con toda libertad.
Supongo.
Y aquí viene una joya digna del hampa periodística:
“Mientras entro con el nuevo Uno porque aún no me arreglo bien, pero va a ceder tarde que temprano”.
¿Quién es el nuevo Uno?
Seguramente el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien “va a ceder tarde o temprano”.
En lenguaje extorsionador, suena muy bien la advertencia.
Y es digna de los parias referidos líneas atrás.
Así han vivido desde que los conozco.
Así lo seguirán haciendo.
Lástima, otra vez, que sus moditos jamás se me pegaron.
Terminó (dicen) con una nueva referencia a un programa de radio que pronto haré “en fechas acordadas”.
El único programa de radio que hago —junto con Nacho Juárez, Alejandra Gómez Macchia, Gerardo Tapia y Zeus Munive— se llama Sencillamente Hipócrita.
Y ya llevamos casi un año al aire en La Tropical Caliente gracias a la generosidad de Rafa Cañedo, a quien no tengo que convencer de que el programa siga al aire porque le gusta mucho.
En mi agenda no cabe otro programa por lo pronto, por lo que el supuesto que haré “en fechas acordadas” es tan fake como el chat publicado, mismo que cierra con una expresión digna de los hampones multicitados:
“Algo les sacaré (a los aspirantes a Casa Aguayo) mientras da apoyo el uno (Sergio Salomón)”.
Gracias, San Martín de Porres, por poner en mi camino a enemigos tan brutos, tan aldeanos y tan analfabetos.