El presidente López Obrador vendrá a Puebla a la ceremonia del 5 de mayo, y presidirá el desfile junto con el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
Habrá que esperar algunas señales en dicho ritual.
Los guiños forman parte, ya lo sabemos, de la clase política mexicana.
Las palmadas en la espalda.
Los aletazos de caguamo.
Todo cuenta.
Todo sirve para ver el futuro cercano relacionado con la sucesión en Casa Aguayo.
El que va a ser parece estar tranquilo.
Duerme bien, come bien, no se exaspera.
El que no va a ser anda de pésimo humor doblado de mala digestión.
El estómago —el órgano más importante del aparato digestivo— es fundamental en esta trama.
El que tenga más estómago para aguantar querencias o desplantes llegará a la final.
El que sepa leer mejor los tiempos, lleva mano.
Las corazonadas también sirven.
Pero el corazón es tan voluble como un gin tonic a media tarde:
Siempre está latiendo…
Pero si se rompe, no se arregla.
Por eso las corazonadas en tramas como ésta no son del todo confiables.
Importa más el estómago.
El cuajo, pues.
Ahí habita el humor: el bueno y el malo.
El buen humor lleva a la calma, no al sobresalto.
En esta carrera ganará el que no dependa del Sal de Uvas para vivir.
(Y de los probióticos mejor ni hablamos).
Un buen gurú ayuda en esta temporada preelectoral.
Pero que no sea de la escuela del Dalai Lama.
Esos confunden las bromas con la pedofilia.
La trama del héroe y el traidor. “Un buen líder es capaz de que le llamen traidor, de traicionarse a sí mismo, de ser un héroe de la traición.
“Un buen líder es capaz de decirle a la gente lo que no quiere oír”.
Todo esto lo escribió en un libro el gran escritor español Javier Cercas.
Y hay que tenerlo muy presente en la trama que estamos viviendo.
¿Quién iba a decir que la traición puede convertirse en arte?
Cercas pone como grandes ejemplos de lo anterior a tres personajes que fueron claves en la transición española y a la hora del fallido golpe a la democracia del 23-F de 1981: Adolfo Suárez (presidente del gobierno), Manuel Gutiérrez Mellado (vicepresidente) y Santiago Carrillo (secretario general del Partido Comunista Español).
“Héroes de la traición”, los llamó Cercas.
Y para ello, agrega:
“Hace falta coraje moral, convicción, saber que hay cosas más importantes que el mero oportunismo (que tu mera carrerita); hace falta que tu país te importe de verdad”.
Me quedo con esta línea:
“Un buen líder es capaz de decirle a la gente lo que no quiere oír”.
En otra columna continuaré con este tema.